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Ocho músicos de rock convierten sus canciones preferidas en relatos

Un libro colectivo acerca diversas composiciones clásicas a la literatura

Diego A. Manrique

Canciones contadas es el primer título de la editorial asturiana Km.1. Se trata de un libro colectivo hecho a partir de una insólita premisa: se pidió a ocho músicos y dos periodistas, todos cercanos a cierta estética indie, que desarrollaran un cuento a partir de una canción decisiva en su vida. Pelayo Pastor, coordinador de Canciones contadas junto a la cantante Natalia Quintanal, explica que la idea era sencilla -'rellenar las elipsis de las letras originales'-, pero que los colaboradores se dispararon en las direcciones más inesperadas.

Así, Félix A. Limaña, de Dr. Explosión, argumentó que los temas instrumentales de jazz-funk eran tan expresivos como cualquier canción y obró en consecuencia, intercalando en su narración a numerosos músicos del género. Otros participantes también aprovecharon sus textos para poner de manifiesto su erudición musical: Fran Fernández, de Australian Blonde, incluye la lista de sus temas favoritos de la disco music, justificada por la elección como inspiración del bailable Anoche un dj salvó mi vida; el radiofonista Jesús Ordovás ensarta una nómina de canciones que se refieren al viento en una crónica vertiginosa de sus años hippies, que termina en una playa de Cádiz mientras suena Viento de poniente, de Kiko Veneno.

Nacho Vegas, ex miembro de Manta Ray, evoca ahora la pesadilla de seleccionar una canción entre mil posibles, consultando desesperadamente con Fernando Alfaro, de Chucho, y otros participantes. Finalmente, se quedó con Marie, de Townes Van Zandt; su relato es el único que supone una translación directa de la negrísima historia inicial ('aunque el fondo que elegí sea España, no Estados Unidos'). Abel Hernández, de Migala, optó por I'll be your mirror, aunque evitó, dice, 'manifestar mi mitomanía por la Velvet Underground y la visualicé aprovechando los viajes de mi grupo por Europa'.

Envidia a Suzanne Vega

Los percances de la vida durante las giras están presentes en varios relatos, incluyendo el de Alicia Álvarez, que milita simultáneamente en Undershakers y Pauline en la Playa: 'Es una exploración de las relaciones entre dos amigas, una que se integra felizmente en un grupo y otra que carece de oído, lo cual es una frustración para sus padres, antiguos progres. En realidad, es una confesión de la envidia que le tengo a Suzanne Vega, que hace canciones redondas pero también saca libros'.

Especialmente imaginativo es el esfuerzo de Sergio Algora, antes con El Niño Gusano y ahora con el grupo Muy Poca Gente, que se imagina dentro de Serge Gainsbourg mientras se grababa la versión original de Je t'aime... moi non plus, que se hizo con los susurros de Brigitte Bardot, una audacia a la que se oponía su marido de entonces, Gunther Sachs. Xavier Fernández, periodista de Rockdelux, demuestra su talento para la creación de memorables personajes urbanos con la excusa del A town called malice, de The Jam.

Para el editor, los resultados son 'sorprendentes'. 'Por la variedad de los relatos parece que a cada uno le hubiéramos pedido una aproximación diferente y no, salió así. Ninguno tenía una trayectoria literaria convencional, aparte de Algora y Covadonga de Silva, de Nosoträsh, que han publicado poemarios y colaboran en revistas. Lo hermoso del libro es que ahora se ha roto el tabú y son varios los músicos que han mostrado interés por participar en un posible segundo volumen. Aquí, si se trabaja en la música a nivel underground, siempre quedan cosas por contar, ideas por desarrollar'.

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