Los nuevos móviles no suenan en Europa
La ambición de los Gobiernos y la imprevisión de las empresas han agravado la crisis de las 'telecos'
La corta y azarosa historia del UMTS en Europa puede hacer suya la moraleja del cuento de la lechera. La única diferencia es que en el caso de la nueva telefonía móvil no hay sólo un protagonista, sino varios. En primer lugar, los operadores que estaban convencidos de que el móvil del futuro, al incorporar usos como la transmisión de imágenes o la conexión veloz a Internet, provocaría un uso masivo que se traduciría en un aumento exponencial de sus ingresos.
En segundo lugar, los fabricantes de equipos que, sin disponer de la tecnología necesaria, prometieron todo tipo de aplicaciones. Y, por último, los Gobiernos que, ante tan ufanas perspectivas, no dudaron en convertir el UMTS en el mayor impuesto especial de la historia, recaudando más de 120.000 millones de euros por las licencias.
La parte más dolorosa de la crisis se ha traducido en despidos masivos que han afectado a 500.000 empleos en todo el sector
El caso español es paradigmático de las fatales consecuencias del retraso del UMTS, que ha motivado la 'congelación' de Xfera
Pero como en el cuento popular, el cántaro se rompió antes de llegar al mercado y las expectativas fallidas se tradujeron en deudas multimillonarias y despidos masivos en el sector. Aunque el UMTS no es el único responsable de la crisis por la que atraviesa el sector de telecomunicaciones, su lastre se ha dejado notar en el balance de los operadores, que deben refinanciar los 276.000 millones de euros que pidieron prestados en 2000, en pleno boom.
La parte más dolorosa de la crisis se ha traducido en despidos masivos a los que han recurrido tanto las compañías telefónicas como, sobre todo, los fabricantes de equipos. Nortel ha anunciado un ajuste de 49.000 empleos; Lucent, 45.000; Motorola, 42.900; Alcatel, 33.000; Ericsson, 22.000, y así una larga lista hasta alcanzar casi los 500.000 empleos en el sector.
En cuanto a la disponibilidad tecnológica, tras el batacazo inicial, ya nadie se atreve a aventurar una fecha fija, pero, siguiendo las directrices de Chris Gent, el presidente de Vodafone, la mayor compañía de móviles del mundo, no se espera que el UMTS se explote comercialmente hasta bien entrado 2003. Por el momento, y al contrario de lo que ocurre en Japón, el UMTS es casi sólo un experimento de laboratorio, aunque exitoso, que se está llevando a cabo en la isla de Mann, un pequeño territorio de 75.000 habitantes donde Siemens y NEC han instalado una red que permite a unos 200 usuarios conectarse a Internet y transmitir una videoconferencia.
El caso español es paradigmático de las fatales consecuencias del retraso del UMTS. Xfera, un proyecto en el que confió la todopoderosa Vivendi, ha tenido que congelarse indefinidamente hasta que se disponga de la tecnología necesaria, poniendo en peligro una inversión comprometida de 1.200 millones de euros y dejando sin trabajo a casi 500 empleados. Su intención de operar con la tecnología actual (GSM-GPRS) ha topado con un muro legal y el impedimento de los operadores establecidos.
La viabilidad de los nuevos operadores, que sólo disponen de licencias de UMTS, está en entredicho en otros países. En Alemania, Telefónica Móviles está sufriendo en sus carnes el boicot de las compañías establecidas Deutsche Telekom y Vodafone, que le niegan la conexión a su red. Quam, la marca comercial bajo la que opera, ha tenido que suspender su actividad comercial. Tampoco en Italia ha arrancado el consorcio Ipse 2000, con el que Telefónica ganó una licencia. En el Reino Unido, sufre ese problema Hutchison, que tiene que enfrentarse al pago de la licencia sin saber cuándo comenzará a disponer de su primer cliente. En el otro gran mercado de la UE, Francia, no es seguro que vaya a contar con candidatos para cubrir las dos licencias vacantes pese a que el Gobierno ha reducido a una sexta parte el precio de las concesiones y ha ampliado el plazo de vigencia.
Pero no todo es negativo. Todos coinciden en que el UMTS, cuando esté listo, será el mayor acontecimiento desde la llegada del PC personal. Y, a diferencia de lo que ocurrirá en Japón, Europa, aunque tarde, dispondrá de un estándar válido que permitirá moverse por casi todo el mundo, incluyendo China.
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