Cinco ilusiones rotas por la desgracia

Una gran pasión unía a los cinco componentes del grupo Santuario: la música heavy-metal. Desde hacía siete u ocho años comenzaron a ensayar en casa de unos de sus componentes, pero la formación fue incrementándose de forma que resultaba imposible tocar en domicilios particulares. Los artistas, que componían sus propias canciones, estaban intentando grabar una maqueta para promocionarse. De hecho, cuando les sobrevino la muerte estaban dando los últimos retoques para grabarla y mandarla a compañías discográficas.

Los primeros pasos del grupo los comenzaron a dar tres amigos, Hugo Pérez Grande (que murió ayer en la nave de Leganés), Óscar y Emilio, todos ellos vecinos de Carabanchel Alto. Utilizaron la casa de este último para ensayar durante mucho tiempo. Sin embargo, al entrar más amigos del barrio en la formación decidieron cambiar de lugar de ensayo. Se marcharon a unos locales de la zona de Oporto, pero no pudieron estar mucho tiempo, ya que el alquiler les resultaba muy caro y muchos de ellos estaban trabajando. Después optaron por otros lugares que estaban a escasos 50 metros de sus casas, en el número 2 de la calle de Isabela Saverana. De nuevo, decidieron dejarlo para no tener que pagar en este establecimiento privado.

La banda había actuado en contadas ocasiones en un 'pub' de Carabanchel

Entonces se enteraron de que en un polígono industrial de Leganés, en el que hace bastantes años vivían familias en chabolas, alquilaban naves industriales de pequeñas dimensiones. Ésta fue la razón que les llevó a trasladarse al polígono de Los Olivos, a unos 800 metros de donde vivían. Ayer esta nave se convirtió en su trampa mortal.

En su corta carrera habían ofrecido muy pocos conciertos. Uno de los que recordaban los amigos de los fallecidos se celebró en el pub Koala, en el número 18 de la calle de Nuestra Señora de la Luz, en Carabanchel.

Los fallecidos son Hugo Pérez Grande, de 24 años; Emilio Moreno, Enrique Pedraz, Daniel Sedano y Rubén Bascones, todos ellos de 19 años.

Hugo Pérez era uno de los guitarristas de Santuario y el mayor del grupo. Vivía con su familia en la calle de San Olegario, junto con sus padres y sus cuatro hermanas, todas ellas menores. Tras haber superado los estudios primarios, se metió a formación profesional, donde se preparó como técnico electricista. De hecho, ahora trabajaba en esta especialidad. 'Era una persona extraordinaria y muy abierta. Le gustaba irse de copas con los amigos y disfrutar de los fines de semana. Salía todo lo que podía, como joven que era', señaló un vecino de la víctima. Hacía unos dos meses que salía con una joven del barrio. 'Siempre estaba metido en las guitarras y los amplificadores. Cuando era más joven, se bajaba al hueco de la escalera, en el portal, a tocar hasta que protestaban los vecinos y le obligaban a dejar la música. Hace poco se compró un amplificador de 120 decibelios que se oía en toda la calle', señaló el vecino.

Emilio Moreno, el batería del grupo, es el único que ya no vivía en el barrio de Carabanchel Alto. Hace unos cuatro meses se trasladó con su familia a un chalé en Navalcarnero, según comentaron sus conocidos. Tenía una hermana. Su familia ha decidido que sea enterrado en el cementerio Sur, en Carabanchel. El sepelio está fijado para las 16.45 de hoy.

Enrique Pedraz tocaba el bajo de Santuario. Este joven madrileño llamó por teléfono a su familia para pedir permiso para marcharse ayer a Cáceres, con los otros miembros del grupo, pero su progenitora no le dejó, ya que las carreteras estaban muy peligrosas por la nieve e iba a salir mucha gente durante este fin de semana.

Esto ocurría alrededor de la medianoche. Horas más tarde, sus familiares le llamaron al teléfono móvil y éste se encontraba apagado o fuera de cobertura. 'Su madre siempre decía la suerte que tenía con su chaval, porque a su hijo le había dado por la música y no por emborracharse, como a otros les ocurre. Mira por dónde, su triste final vendría precisamente por ahí', señaló una tía del fallecido.

Estudiaba Magisterio en Escuni, un centro asociado de la Universidad Complutense, y trabajaba los sábados en Correos.

El otro guitarra del grupo, Rubén Bascones, que cumplió 19 años el pasado jueves, era estudiante de Informática. Su padre fue el que dio la voz de alarma al comprobar por la mañana que no había regresado a casa y que tenía el teléfono móvil desconectado. Cuando se acercó a la nave se encontró con la macabra escena. Tenía una hermana. Será enterrado en la localidad toledana de Alberche.

La última víctima, Daniel Sedano, cumplía los 20 años el 15 de enero. Era el cantante del grupo y su pasión, después de la música, eran los coches. Hace unos meses se había comprado un nuevo turismo de segunda mano (un Renault 21, según sus allegados), ya que el anterior que tenía le consumía mucho combustible. Tenía dos hermanas mayores. La familia está pensando en enterrarle en Ayllón (Segovia).