A favor del ahorro energético
En Vitoria, la temperatura no sobrepasa los 0 grados en un día soleado de fines de diciembre de 2001. Pero en una casa de las afueras de la capital vasca hoy no se enciende la calefacción. Su orientación, aislamiento y un amplio ventanal en toda la fachada sur de la vivienda hacen posible lo que parece un milagro en una jornada marcada por el consumo máximo de calefacción en todos los hogares alaveses. Es el resultado de la aplicación del sentido común tradicional y las posibilidades técnicas de la nueva arquitectura en la construcción de una vivienda, cuando el ahorro energético se vuelve más que imprescindible.
Todo comenzó hace tres decenios, cuando se abandonó la pasión por el hormigón y las fuentes de calor artificiales ante las primeras llamadas por una construcción que no sólo diera calidad de vida, sino que preservase el entorno. Estos 30 años han corroborado aquellas intuiciones sin fisuras: hoy más que nunca es necesaria una racionalización del gasto previo y posterior de cualquier construcción, aunque las modas dicten a veces lo contrario.
Un restaurante
El hogar citado de las afueras de Vitoria es un proyecto de los arquitectos Mikel Landa y Alazne Ochandiano, autores también del primer restaurante bioclimático del País Vasco, El Mineral de Vitoria. Después de varios meses de trámites, el estudio de estos dos jóvenes profesionales alaveses fue elegido para realizar el proyecto de un establecimiento emblemático.
Uno de los cuatro fundamentos de la arquitectura bioclimática es el uso de materiales de bajo coste enérgico en su fabricación. De este modo, Landa y Ochandiano han elegido la madera (pino de Oregón) como componente casi único del principal edificio. Y así han configurado una estructura prácticamente desmontable, en busca de que eso que se ha llamado huella ecológica sea la mínima posible.
La fachada sur, como en otras viviendas de esta línea, trata de aprovechar al máximo la energía solar pasiva, con la utilización del cristal como único material. Unos parasoles sirven de complemento en verano para evitar la fuerza del sol en las horas principales del día, cuando cae verticalmente. En invierno, al ser menor el ángulo de incidencia del astro solar, los rayos se proyectan directamente sobre los ventanales del inmueble.
Pero también se han introducido ventajas que aportan las nuevas tecnologías, porque la arquitectura bioclimática no sólo es un entendimiento pasivo del edificio en su entorno. Así, las citadas viseras, además de dar sombra, cuentan con placas solares que aportan energía para el mantenimiento del restaurante.
Ante todo, en una construcción de estas características, es imprescindible que los costes sean similares a largo plazo con los de una vivienda más convencional. Como explica gráficamente Mikel Landa, 'la solución de Foster para el Banco de Hong Kong en Shanghai de introducir un espejo gigante para captar la luz solar y conseguir iluminación natural para el edificio es muy atractiva, pero inviable económicamente'.
De ahí que no sea extraña la desconfianza ante esa arquitectura high-tech, caracterizada por la aplicación de soluciones carísimas para edificios presuntamente ecológicos en los que no se tiene en cuenta ni el gasto energético previo de los materiales, ni el de su mantenimiento.
Éste no es el caso de los proyectos aprobados en el concurso para unas parcelas de Ibaiondo en Vitoria, convocado por su Ayuntamiento. Hace un mes se publicaba el catálogo con los ganadores y los seleccionados y en ellos se puede observar como principales características la orientación, el aislamiento y la gestión de la energía solar.
'Cualquier proyecto puede ser bioclimático, siempre que aproveche los recursos y se integre en el entorno', comenta Mikel Landa, que también es profesor de la asignatura Construcción en Madera en la Universidad de Navarra.
Su vinculación con la restauración de inmuebles antiguos también le ha permitido verificar algunas cuestiones básicas, como la ductilidad de la madera en caso de rehabilitaciones. 'A la hora de reparar una estructura siempre es mucho más fácil la madera que el hormigón, sin poner en duda las virtudes de este material', puntualiza el arquitecto alavés.
En las viviendas bioclimáticas hay también cierto regreso a la vida anterior a la electricidad. Los arquitectos comienzan a atender la orientación de la casa porque se reivindica la vivienda como una segunda piel, con la que hay que mantener una preocupación paralela a la del propio cuerpo. 'Hay que tener en cuenta que si tienes unos ventanales abiertos al Sur, en invierno hay que cuidar que estén descubiertos en días soleados, mientras que en verano hay que cubrirlos para evitar que entre calor en el hogar y abrir las cristaleras por la noche para provocar corrientes y ventilar la casa', indica Mikel Landa.
Cuestiones básicas
Son cuestiones básicas, pero que la aparición de sistemas hipermodernos de climatización han relegado al olvido.
Hasta el propio diseño de las ciudades se realiza de espaldas al beneficio de los aportes naturales. 'Éste es uno de los principales inconvenientes para diseñar edificios de viviendas bioclimáticos. Si cuando te presentan una parcela para adosados, por ejemplo, está orientada al Norte, todas las buenas intenciones desaparecen a la fuerza', señala.
Además de estas dos últimas aportaciones, una téorica y otra práctica, también se pueden encontrar en la propia capital alavesa otras instalaciones en esta línea, como el centro de servicios del Parque Ambiental de Olárizu, con la fachada norte cubierta por un talud que la entierra parcialmente, con el fin de proteger el edificio en los meses de invierno.
Y en Pamplona, sigue en marcha el proyecto de construcción de 950 viviendas (de protección oficial en su mayoría) en Zolina, con un presupuesto de 38.000 millones de pesetas. En esta urbanización, se cuenta con la autosuficiencia energética gracias al sol y al viento, además de que se han utilizado materiales inocuos para la salud, presupuestos imprescindibles en la arquitectura bioclimática.
APUNTES
La elección de una vivienda bioclimática supone un pequeño esfuerzo económico en principio. Se calcula que la construcción de una casa con las características básicas (buen aislamiento, grandes ventanales, placas de energía solar) eleva un 15% el presupuesto inicial. Pero también hay que atender el ahorro a largo plazo en consumo de energía.
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