Imágenes que apenas necesitan palabras
Apenas se escuchan voces en off. Resultan innecesarias. La fuerza de las imágenes inunda la pantalla: dos aviones impactando contra las Torres Gemelas, su derrumbe posterior, una nube ocre cubriendo el sur de Manhattan y el horror. Gente que corre y grita, rostros demudados y empolvados por la cal, carteles con fotos de los desaparecidos: miles de personas con nombres y apellidos, familia, pasado y futuro. Colas en busca del certificado de defunción; colas de los trabajadores del World Trade Center para obtener otro empleo. Conciertos y telemaratones... Ése es el arranque del programa que ayer estrenó Canal + sobre el 11 de septiembre (que se emite de nuevo en la cadena el 31 de diciembre a las 21.00 y hoy a las 19.00, y en diferentes pases a lo largo de las navidades en CNN +) y la posterior guerra afgana, la guerra del siglo XXI, un siglo que nació el 11 de septiembre de 2001 trastocando para siempre nuestra noción de seguridad.
Segunda parte. La investigación del FBI, las pistas que conducen a Al Qaeda, los otros atentados supuestamente cometidos por Osama Bin Laden, las palabras de George W. Bush rememorando el Oeste: 'Se busca, vivo o muerto'...
Es difícil el equilibrio informativo tras una tragedia como la del 11 de septiembre, pero en este reportaje se conjugan a la perfección todos los horrores, el del terrorismo ciego, el de la guerra y sus consecuencias, sin establecer escalas éticas; éstas quedan para el criterio del telespectador. Un ejemplo de esa sutileza: el nuevo hombre fuerte de Afganistán, Hamid Karzai, explica sentado sobre una alfombra la necesidad de ayuda exterior de su país; siguiente secuencia, un Bush que habla de un futuro diferente, de nuevas guerras contra los países que puedan ser refugio de Al Qaeda.
El documental tiene, además, otra virtud añadida: encierra en unos minutos soberbios en imágenes tres meses y medio trepidantes. A veces, cuando se ven los restos de una casa de Kabul destrozada por las bombas se olvida el origen de la crisis, el ataque contra Nueva York y Washington; a veces, cuando se observan los aviones volando hacia las Torres Gemelas se olvidan los efectos colaterales (es decir, las víctimas civiles) de la respuesta. La televisión y el mando del vídeo permiten ir hacia adelante y hacia atrás, unir cada punto del puzzle y darse cuenta de que el mundo apacible en el que vivíamos el 10 de septiembre se derrumbó junto a esas torres.
Epílogo. Una cascada de imágenes, casi fotos, que conducen a una impresión cierta: somos parte de la lista de víctimas.
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