Barcelona mantiene su ocupación hotelera y el Pirineo alcanza un lleno histórico

Buen fin de año para los hoteles de Barcelona. Las previsiones indican que acabarán el año con una tasa de ocupación parecida a la registrada en 2000 en las mismas fechas: muchos al completo y otros con índices superiores al 70%. En el Pirineo de Lleida, la ocupación será una de las más altas de los últimos años, especialmente en los establecimientos situados a pie de pistas y en un radio de 30 kilómetros de las 11 estaciones de esquí. Otro tanto sucede en las comarcas de Girona que ofrecen nieve. La Costa Brava, sin embargo, está vacía y la afluencia a la Costa Dorada, en Tarragona, sufre un considerable bajón.

'La verdad es que es mejor de lo que esperábamos', manifiestan los responsables del Husa Palace de Barcelona. 'Pese a que se han pasado momentos difíciles, sobre todo a raíz de los atentados de septiembre, prácticamente la totalidad de los hoteles de dos y tres estrellas estará al completo en la última semana del año y los de categoría superior tendrán una ocupación también muy alta', asegura por su parte Jordi Portabella, tercer teniente de alcalde y concejal de Turismo de la capital catalana. Pese al episodio del 11 de septiembre, Barcelona ha registrado un incremento de visitantes de un 2,8%, afirma Portabella, quien considera que aumentará el turismo francés e italiano, además del procedente del resto de España, durante el fin de año.

Desde los hoteles, el panorama es igualmente optimista. El Majestic, por ejemplo, ha visto adelantadas las reservas de fin de año y se prevé un buen ritmo para los meses de enero y febrero. 'Después de dos meses de ligero descenso, diciembre se va a cerrar con cifras parecidas a las de 2000 y la ocupación está entre el 55% y el 60%'. En el Husa Palace, la ocupación media de diciembre ha sido de un 57% , algo menor que la del año pasado, pero para la última semana ya está casi con el letrero de completo. En el Rivoli, de La Rambla, el fin de año ya hace días que está cerrado y consideran 'bueno' que la ocupación media de diciembre llegue al 69%. En el hotel Arts, las reservas coinciden con las previsiones y la última semana del año rondará el 75% de ocupación.

Lleno en el Pirineo

Si en Barcelona la ocupación es alta, en el Pirineo de Lleida será una de las más altas de las registradas en los últimos años. Los esquiadores y amantes de la nieve no se han dejado impresionar por la ola de frío. Las comarcas con más afluencia de visitantes son el Val d'Aran, el Pallars Sobirà y la Alta Ribagorça, donde resulta prácticamente imposible encontrar una cama libre hasta el próximo día 2 de enero, informa Lluís Visa.

El sector turístico afronta estos días con mucho optimismo y espera compensar las pérdidas ocasionadas por el último temporal, que obligó a muchos turistas a anular las reservas que habían efectuado. Las últimas nevadas han dejado en las pistas nieve abundante y en óptimas condiciones para la practica del esquí. Además, las bajas temperaturas que se están registrando en las cotas más altas de las estaciones han permitido que la red de cañones de nieve artificial funcione de forma continuada, lo que garantiza que todas las instalaciones puedan funcionar a pleno rendimiento. Es muy significativo el caso de la estación de Port de Comte (Solsonès), que ahora tiene espesores de más de 80 centímetros en la cota 1.600, cuando otros años no había podido abrir por estas fechas por falta de nieve.

Los hoteles confían en contratar desde Navidad hasta Reyes un total de 200.000 pernoctaciones y los responsables de las 11 estaciones de esquí agrupadas bajo la marca Neu de Lleida se frotan las manos ante la posibilidad de vender más de 150.000 forfaits. Todas estas actividades relacionadas con la nieve generarán unos beneficios de 48 millones de euros (unos 8.000 millones de pesetas), según fuentes del Patronato de Turismo.

La estación de Baqueira-Beret será, sin duda, el lugar preferido por miles de esquiadores para disfrutar de sus vacaciones navideñas en la nieve. Las 23.500 plazas de alojamiento que hay en el Val d'Aran están reservadas desde hace semanas y los responsables de Baqueira-Beret esperan repetir o superar estos días la cifra de 17.200 esquiadores diarios alcanzada el último puente. Entre los visitantes asiduos de estas instalaciones está la familia real, que aún no ha confirmado su presencia debido a la inesperada enfermedad de Jaime de Marichalar, marido de la infanta Elena. En el resto de estaciones leridanas y de Andorra también se espera una notable afluencia de visitantes.

El turismo navideño prefiere el calor de una chimenea y una postal de cumbres nevadas en la ventana que un gélido paseo marítimo ante un mar desapacible, informa Gerard Bagué. Más del 80% de los establecimientos de la Costa Brava han decidido cerrar sus puertas durante las vacaciones navideñas. En cambio, muchos hoteles y restaurantes de las comarcas de la Garrotxa, el Ripollès y la Cerdanya rozan el lleno en sus establecimientos, en buena parte gracias al turismo de nieve.

La ola de frío ha reducido la ocupación turística de las zonas costeras, que en años anteriores se benefició de un clima mucho más benigno. La oferta de plazas en la costa no supera actualmente el 20%. Los hosteleros atribuyen el descenso de reservas en la costa y un leve retraimiento en la montaña tanto a las bajas temperaturas como a una especie de vuelta a la normalidad después de dos años extraordinariamente buenos. No son pocos los clientes con reservas que durante estas fiestas navideñas -y teniendo en cuenta las graves consecuencias que recientemente ha tenido el temporal en las infraestructuras del país- llaman a los hoteles para asegurarse de que no tendrán contratiempos en las carreteras. Los establecimientos de montaña entrarán en el año nuevo con una ocupación total siempre que el frío no cause estragos.

Precios moderados

El efecto del cambio de milenio ha perdido fuelle y ha permitido una moderación de los precios que afecta tanto a los selectos ágapes de Fin de Año como a los sueldos que llegaron a percibir los trabajadores de la hostelería por esta señalada jornada de trabajo. Mientras que en las celebraciones de los dos años anteriores fue notoria una escasez de personal en ciertos establecimientos hosteleros, esta temporada existe oferta más suficiente para cubrirlos. En ciertos hoteles y restaurantes se llegó a pagar a los camareros unas 40.000 pesetas por servir la cena de Fin de Año, cifra que no se alcanzará este año.

Donde más ha afectado la crisis del turismo derivada de los acontecimientos del 11 de septiembre es en Tarragona, y más concretamente en la Costa Daurada, informa Lali Cambra. Los responsables del sector destacan la importancia de que Port Aventura continúe con sus puertas abiertas durante estas fiestas y descartan que la explosión de un coche bomba en un hotel de Salou el pasado 18 de agosto haya podido afectar en el ligero descenso de visitantes. En Salou, Cambrils y Vila-seca permanecen operando 17 establecimientos con ocho mil camas. Pese a que la oferta total de la zona ha aumentado en 2.600 camas, la fuerte estacionalidad del sector y las previsiones meteorológicas adversas ha motivado que en estas fiestas hayan abierto menos hoteles que durante el pasado puente de la Constitución.