El Athletic, en estado de gracia, gana a un Osasuna sin pegada
Por el frío, por la desatención, por el complejo de superioridad, el Athletic entregó media hora a Osasuna y el equipo navarro no supo que hacer con ella. Su ineficiencia tuvo un efecto negativo: el Athletic comprendió que había poco peligro en el rival y decidió recuperar el balón, hasta entonces maltratado como si quisiera quitarse el frío a golpes, e invadir el campo osasunista con fútbol, dominio y ocasiones. Le bastó al Athletic que Orbaiz saliera de la cueva, que Alkiza decidiera parecerse a sí mismo y que Tiko comenzara a trazar diagonales saliendo de su incómoda posición de extremo. En un santiamén, las ocasiones cayeron como la nieve: un tiro de Alkiza que despejó Unzue, dos rechaces seguidos del portero osasunista, con el pie, a dos remates consecutivos de Tiko y Etxeberria, un penalti de Contreras a Tiko que el árbitro prefirió olvidar y una vaselina de Tiko al larguero tras una perfecta dejada de Urzaiz.
OSASUNA 0| ATHLETIC 1
Osasuna: Unzué; Izquierdo, Cruchaga, Contreras, Josetxo, Fernando (Rivero, m. 78); Palacios, Gancedo, Lekunberri (Muñoz, m. 83); Armentano y Aloisi (Rosado, m. 78). Athletic: Lafuente; Javi González, Lacruz, Óscar Vales, Larrazabal; Tiko (Ezquerro, m. 68), Orbaiz, Alkiza, Yeste (Carlos García, m. 60); Etxeberria y Urzaiz. Goles: 0-1. M. 72. Urzaiz cabecea hacia Ezquerro, su pase lo despeja la defensa y Alkiza abre a la derecha para Etxeberria, que marca de tiro cruzado. Árbitro: Ramírez. Expulsó a Contreras (m. 89) por doble amonestación y mostró cartulinas a Vales, Gancedo, Urzaiz y Unzué. Unos 15.000 espectadores en el Sadar.
En diez minutos el Athletic había cuadruplicado las prestaciones que Osasuna había querido manifestar en treinta. La impresión es que se oponían un equipo hecho, cuajado, confiado, el Athletic, y otro, Osasuna, voluntarioso, en construcción, dudoso.
Pero el Athletic pecó de soberbia y de inconstancia y, como en un calco, volvió a entregar el partido a Osasuna, que lo cogió por el cuello y se confió al juego milimétrico de Gancedo tanto como a la negación goleadora de Armentano y Aloisi, que en tres ocasiones malgastaron otros tantos mano a mano con Lafuente, lleno de serenidad y reflejos. En esas acciones tuvo Osasuna el partido, pero pecó de más de lo mismo: juego aseado, control de balón pero inocencia supina en el remate.
Y otra vez a repetir el guión. El Athletic, que vuelve a comprender que el rival es cómodo, porque asuta pero no da. Así que decidió volver al área y en el primer contragolpe halló el gol. Lo inició Urzaiz, lo gestionó Alkiza y lo consiguió Etxeberria. Lo que para Osasuna era una montaña inexpugnable, resultaba así de fácil para el Athletic. Cuando no se tiene pegada, la tendencia a perder se acentúa. El Athletic, sobre todo su portero Lafuente, hurgó en la herida y ganó otra vez.
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