La Bolsa se resiste a bajar
Las cotizaciones se mantienen en un ambiente negativo
Los inversores españoles han preferido mirar hacia otra parte cuando la crisis argentina entraba en su fase más aguda, dejando para el año próximo las valoraciones sobre el impacto que esta situación pueda tener sobre las grandes empresas españolas. Tampoco la revisión a la baja de las previsiones de crecimiento económico mundial para el próximo año realizadas por el FMI han alterado el pulso de los inversores, sin duda curtidos en ese tipo de acontecimientos después de un año de constantes ajustes.
El Ibex 35 gana en la semana el 0,04% y el índice general de Madrid cede el 0,07%, dos datos neutros pero cuyo distinto signo puede considerarse como una muestra de la confusión que, en el fondo, viven los inversores.
La semana comenzó con una alegre valoración de un dato positivo, como era la subida del clima empresarial en Alemania. Los empresarios respondieron con alegría a la encuesta del instituto IFO ante un ambiente mejorado por los últimos coletazos del marco y en los mercados no se supo separar el polvo de la paja. La mayoría de las bolsas de la eurozona subió más del 3% y el resto de la semana han vivido de las rentas, puesto que al día siguiente el Gobierno alemán y el propio IFO ofrecían sus propias estimaciones, que relegaban la recuperación hasta después de la primavera, en el mejor de los casos.
Mientras que los mercados europeos comenzaban a sestear, la crisis argentina sacudía con fuerza al mercado español debido al peligro, ahora más real que nunca, de una devaluación que podría recortar sustancialmente los beneficios de los principales valores de este mercado. De las tres sociedades con mayores intereses en la zona, sólo el BSCH sufre un castigo importante, con una caída del 5,66%. Telefónica gana el 0,67% y BBVA liquida los importantísimos cambios en su cúpula directiva con un descenso del 0,73%.
Todo parece indicar que ya no se producirán grandes cambios en las dos jornadas hábiles que quedan de este ejercicio, pero las cosas podrían cambiar en enero, cuando analistas e inversores tomen conciencia del tiempo que aún durará lo que comenzó como enfriamiento económico y que ahora aparece ya abiertamente como recesión. La economía de Estados Unidos cayó el 1,3% en el tercer trimestre y, según reconocía el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, hace unos días, apenas hay síntomas de mejoría en las últimas semanas. Por ello, la mayoría de los analistas espera nuevos descensos de los tipos de interés en el primer trimestre del año, tanto en Estados Unidos como en la eurozona.
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