Un belén viviente congelado
Los ecuatorianos celebran, vestidos con ligeros trajes tradicionales, una procesión navideña con temperaturas bajo cero
Existe una tradición en Ecuador, llamada el Pase del Niño, que consiste en una procesión de un belén viviente por las calles de las ciudades ecuatorianas y que se hace unos días antes de Navidad. Las temperaturas en Ecuador por estas fechas rondan los 20 grados, y son miles las personas que se animan por el buen tiempo a participar en la procesión para festejar, dentro de la tradición católica, el nacimiento de Jesucristo.
La Casa de la Cultura Ecuatoriana en Madrid organizó ayer el Pase del Niño para los más de 45.000 ecuatorianos que viven en la región, pero no contó con las temperaturas glaciares que dejaron helado a más de uno. Cerca de treinta personas se disfrazaron de Virgen María, de San José, de ángeles y de pastores. Además, algunas mujeres se vistieron con trajes típicos ecuatorianos. Hubo algunos que se animaron a disfrazarse de personajes tradicionales de la cultura indígena, como el diablo Uma, y alguno iba, incluso, vestido de payaso o de Papá Noel. 'Es el primer año que organizamos el Pase del Niño en Madrid y lo que hacemos es juntar la tradición católica con la pagana. Por eso hay tanta variedad de personajes', explicó Óscar Jara, miembro de la Casa de la Cultura, mientras intentaba descongelar sus ateridas manos.
Todos juntos, ángeles, vírgenes, demonios y payasos, partieron de la plaza de España, pasaron por la calle de Bailén y terminaron en la catedral de la Almudena, donde oyeron misa.
La mayoría de los participantes en la procesión iban -por exigencias del disfraz- en manga corta, faldas vaporosas, alpargatas y sin calcetines. Mientras desfilaban con sus cánticos, dejaron atrás el estanque de la plaza de España congelado, las calles llenas de sal para que la gente no se resbale por el hielo y a cientos de curiosos ateridos por el frío, que no entendían a cuento de qué venía esta procesión veraniega. 'Que ya no puedo más, mamá, que me congelo', suplicó una niña ecuatoriana disfrazada de ángel con unas enormes alas de cartón azul y espumillón. 'Aguanta, mijita, aguanta', le contestó su madre, también muerta de frío.
El Pase del Niño desfiló a paso de maratón por culpa de la ola de frío siberiana y se plantó en la Almudena, desde la plaza de España, en menos de 10 minutos. Cuando acabó la misa, los participantes salieron a la puerta de la catedral y bailaron danzas regionales de Ecuador. En pleno baile, una de las chicas estuvo a punto de hacerse daño al resbalar con las placas de hielo que cubrían el suelo. Pero el mal tiempo no pudo con el ánimo de los ecuatorianos, que tras los bailes comieron y bebieron también en el patio de la Almudena. 'Este año no ha venido mucha gente por el frío, pero el año que viene lo volveremos a organizar y esperamos que, por favor, salga un poquito el sol', concluyeron.
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