_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Tierra Santa

Lamentábamos antes la irrupción de la moda compulsiva por los parques temáticos, esa propuesta para irse de vacaciones a un lugar falso. Hoy quiero participarles de un hallazgo (al menos para mí) verdaderamente asombroso.

Belén la auténtica, la de carne y hueso, la que sobrevive entre las huellas de Constantino y Herodes, sufre una de las Navidades más sangrientas de su Historia. Pero no importa, porque si estás cerca de, o te desplazas a la otra punta del globo, podrás pasear en una idílica Tierra Santa, 'el primer parque temático religioso del mundo' que da 'mucho más de lo que usted pueda imaginarse'. Lo supimos en la también convulsa Buenos Aires, durante un rápido traslado por la Costanera Norte, durante el que apenas logramos colegir la fachada aquí y dos palmeras allá, como un Nacimiento del Gulliver gigante. Luego resultó que preside el parque un Cristo más grande que el de Río, y que guían las visitas piadosos catequistas: 'Es un paseo ideal para toda la familia, donde podrás 'vivir' por un día como hace 2.000 años: acompañar a Jesús en su vida y obra, disfrutar la comida de la época, caminar sus calles y escuchar su música en un ambiente mágico'. Y tan mágica, la gastronomía de los panes y los peces o la última cena; prodigiosa la curación de los leprosos y la resucitación de los muertos, milagrosa la compatibilidad entre el marchandising y aquella expulsión de los mercaderes del templo.

Para hacerse cruces, que uno de los shows en vivo para grandes y menudos pueda consistir en tropezarte con la degollina de los inocentes, o con Judas poniendo precio a su traición, o a Pilatos en el lavabo, o la propia agonía y muerte del Salvador. Menos mal que esta historia acaba bien: con una resurrección y ascensión a los cielos acompañada por mil cohetes en espectáculo de luz y sonido.

'Abierto todo el año para siempre' sugiere vocación de eternidad. Mientras, Argentina se consume y cada día cae en Jerusalen o Ramala, en Gaza o Hebrón, algún David palestino con sólo piedras en el morral. Feliz Navidad.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_