Un pueblo por un indulto
El Ayuntamiento de Moncofa y 2.500 vecinos piden la libertad de un condenado por agredir sexualmente a su ex esposa
Pascual es, según su sentencia condenatoria a siete años, un agresor sexual. Sin embargo, el pueblo en el que nació y en el que vivió hasta su ingreso en prisión no opina lo mismo. 2.554 vecinos de los 4.100 que hay censados en la localidad castellonense de Moncofa y que, según su alcalde, José Vicente Isach corresponden a la práctica totalidad de los mayores de edad, piensan que es una persona respetuosa. 'Hombres y mujeres', especifica el alcalde socialista. Tanto es así que el mismo pleno municipal aprobará hoy una moción de apoyo a la petición de indulto que el abogado de Pascual, Miguel Ferrer, presentará la próxima semana. La moción, presentada por el equipo de gobierno, fue apoyada por el resto de grupos durante la comisión informativa previa al pleno y, por lo tanto, se espera que el texto sea votado de forma unánime. Éste sólo indica que Pascual 'ha sido una persona de una actitud correcta y respetuosa en el municipio, siendo una persona muy querida por todos'. Y añade que 'habiéndose recogido 2.554 firmas de vecinos de Moncofa para apoyar la petición de indulto', el alcalde propone que el pleno apoye esa petición.
Los padres de Pascual ocupan una vivienda de protección oficial, cedida por el Ayuntamiento de la localidad y la Administración autonómica, después de que los gastos ocasionados con motivo del juicio al que fue sometido su hijo les obligaran a vender su casa con el fin de costear su defensa. Los padres, Pascual y Magdalena, tampoco dudan de su hijo.
El hecho es que contra Pascual juega una sentencia firme, dictada por el Tribunal Supremo el 25 de abril de este mismo año y que ratifica una de la Audiencia Provincial de Castellón de 2000. Esta última fue recurrida por el fiscal, que quería elevar de seis a 12 años la pena a la que había sido condenado. El Supremo no aceptó el recurso pero no hubo de tratar el de la defensa, que no presentó alegación alguna al fallo de la Audiencia.
Pascual lleva en la cárcel desde 1999, cuando su esposa, con la que se encontraba en trámites de separación, le denunció por agresión sexual. Se comprobó que había habido eyaculación, pero Pascual mantuvo que había sido una relación con mutuo consentimiento.
Los jueces dieron por probado que aquel 4 de diciembre, Isabel, acudió al domicilio de Pascual para recoger al hijo de ambos. La mujer aseguró que, mediante el engaño, le condujo hasta el interior del domicilio y, allí, hasta el dormitorio donde el ahora condenado le dijo que la quería y que le diera otra oportunidad. Siempre según la sentencia y el testimonio de Isabel, junto a la cama tenía preparados dos palos y un cuchillo. La mujer afirmó, además, que su agresor le dijo que si la denunciaba la mataría cuando saliera de la cárcel.
El actual abogado de Pascual admite que es un tema muy delicado y muy difícil. Incluso se planteó solicitar la revisión del caso, aunque finalmente desestimó esta posibilidad y optó por solicitar el indulto. Para ello, pensó que la recogida de firmas en su pueblo podría apoyar su petición, pero no esperaba encontrarse con un apoyo de tales dimensiones.
Por su parte, el alcalde de Moncofa mantiene, ante todo, que su postura respecto a los malos tratos y a la violencia sexual es tajante. De hecho, presentó al pleno una moción en este sentido hace apenas dos meses. Aún así, se mantiene absolutamente seguro de la inocencia de Pascual y considera que su esposa, por su situación en España [es suramericana y regularizó su estancia al contraer matrimonio], se 'ha aprovechado' tanto de él como de la repercusión y la sensibilidad que la sociedad tiene con las víctimas de este tipo de delitos. 'Nosotros no entramos en la sentencia ni en el procedimiento, sino en la valoración de la personas que no es como la presentan', dice Isach. 'En el pueblo nos conocemos todos y conocemos a Pascual, de toda la vida, y a Isabel', añade.
En cualquier caso, el indulto de Pascual no está en manos ni del pueblo ni del pleno municipal, ni siquiera de su abogado y, además, sólo Isabel y él saben quién es la víctima.
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