Chile se acerca a EE UU

El proyecto aprobado incluye la facultad Trade Promotion Authorithy, conocida como fast track (vía rápida), que permite a Bush negociar de manera autonóma durante dos años los acuerdos y que restringe la intervención del Congreso a la aprobación o rechazo del pacto a que se haya llegado sin modificación alguna. Los empresarios y las autoridades chilenas se muestran optimistas aunque faltan aún dos pasos para concretar la vía rápida: primero, que la apruebe la sala del Senado; y después, que lo haga una comisión mixta, porque el comité de Finanzas introdujo algunas modificaciones al proyecto aprobado en la Cámara.

El director de Relaciones Económicas de la Cancillería chilena, Osvaldo Rosales, declaró a este periódico que si hay flexibilidad por ambas partes, 'la negociación (del TLC) debiera estar concluida en el primer semestre y ojalá también revisada y aprobada en alguno o los dos Congresos'.

Chile y Singapur encabezan la lista de espera para sumarse a los acuerdos comerciales de EE UU. Aunque Chile comenzó después, lleva ya nueve rondas de negociación y la décima será en enero, y Singapur sólo cinco.

'EE UU tiene plena conciencia que los temas que coloque en la mesa con Chile y los acuerdos a los que se llegue incidirán sobre otras negociaciones', dice Rosales. Tras los acuerdos que EE UU ya tiene con Canadá, México, Israel y Jordania, el TLC con Chile, de concretarse, sería el primero, no fronterizo y que no responde a razones geopolíticas, que abarca todos los temas. El jefe negociador chileno advierte que Washington ha puesto voluntad y ahínco para el acuerdo, 'lo que agradecemos, pero tenemos claro que hay un horizonte que nos trasciende, una mirada hacia América Latina y a la OMC'.

Optimismo

Las estimaciones locales trasuntan optimismo. En unos cuatro a cinco años más, cuando el TLC funcione en plenitud, las exportaciones chilenas a EE UU podrían incrementarse en un 3% (500 millones de dólares), se generaría cerca de medio millón de nuevos empleos (casi equivalentes al desempleo actual, de 570.000 personas), habría un aumento del 5% de las remuneraciones y un incremento del volumen de negocios por cerca de 300 millones de dólares al año.

Quizá la mayor ventaja, y la que más han destacado las autoridades, es que Chile daría una nueva señal de estabilidad y solidez a los mercados y a los inversores.

Sin embargo, algunos empresarios chilenos, como los exportadores de frutas, sector agroindustrial, vinos y salmones, están inquietos por la dureza de Washington en estas negociaciones, que no ha variado, y que podría significar cuotas o incluir algunos productos en la categoría de 'sensibles'. También suscita incertidumbre el sistema antidumping de EE UU. Otros empresarios y el Gobierno tienen más optimismo sobre los temas que faltan por abordar, al tiempo que Santiago aborda el asunto del antidumping en la Organización Mundial de Comercio (OMC), donde cuenta con aliados.

Las negociaciones se siguen en Latinoamérica con gran atención, y en algun caso con preocupación, porque van a influir en el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que los países de la región quieren lograr con Washington. El Gobierno y los empresarios de Brasil creen que la autorización para la vía rápida perjudicará el ALCA si EE UU no hace concesiones.