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Crónica:NACIONAL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Una estrategia de paz

El desarme del IRA ha sido valorado por Arnaldo Otegi del siguiente modo: 'No ha habido un alzamiento por parte del Sinn Fein contra el Ejército Republicano Irlandés. Hace unos meses, en la Asamblea Nacional del Sinn Fein, Gerry Adams tuvo ocasión de decir que jamás alzaba su voz contra quienes en su momento quisieron o entendieron que debían de luchar de una determinada manera por generar condiciones. (...) lo que yo pretendo no es alzarme contra ETA'.

Ese mismo día Adams demostró el error de Otegi cuando el dirigente del Sinn Fein exigió una vez más al disidente IRA Auténtico que 'se disolviera'. 'Me acusarán de traidor, pero no me importa. (...) Lo imperativo y lo que dicta la voluntad popular es apoyar la estrategia de paz del Sinn Fein'.

El IRA Auténtico se formó en 1997 al escindirse del IRA Provisional, liderado por Adams y Martin McGuinness. Ese grupo legitima su campaña de violencia con los mismos argumentos que el IRA Provisional utilizó durante décadas. Como el propio Adams y el IRA Provisional han admitido, el Acuerdo de Viernes Santo no garantiza el derecho a la autodeterminación nacional del pueblo irlandés a la vez que mantiene el dominio británico en Irlanda. Por tanto, desde una perspectiva republicana fundamentalista la lucha armada está todavía justificada.

A pesar de ello, Gerry Adams desprecia al IRA Auténtico con el calificativo de 'microgrupo', y a sus miembros, con la etiqueta de 'disidentes', alusiones que Marion Price, ex activista del IRA Provisional, valora así: 'Los verdaderos disidentes son aquellos republicanos que como Gerry han dejado de defender aquello en lo que creíamos'. En este sentido es claro que Adams se ha alzado contra el IRA. Semejante alzamiento es peculiar, pues tanto él como McGuinness integran al mismo tiempo la cúpula del Sinn Fein y del IRA. Su posición de autoridad en el brazo armado ha sido precisamente la que les ha permitido rebelarse contra los principios tradicionales del movimiento subordinando los intereses militares a los políticos.

En 1984, McGuinness prometió que el Sinn Fein jamás dictaría en qué condiciones podían llevar a cabo sus operaciones 'quienes utilizan la legítima lucha armada contra las fuerzas del imperialismo británico'. Sin embargo, el proceso de paz expone cómo el IRA se ha acomodado a las exigencias que la constitucionalización del Sinn Fein le ha impuesto.

Las normas del IRA prohíben a cualquier voluntario 'jurar o declarar que se abstendrá de usar la lucha armada u otros métodos de lucha destinados a eliminar el control británico de Irlanda'. En 1997, el IRA aprobó una dispensa especial para que Adams y McGuinness juraran su 'compromiso con métodos exclusivamente pacíficos', tal y como se les exigía para tomar parte en las negociaciones que concluyeron en el Acuerdo de Viernes Santo.

Métodos pacíficos

Las normas del IRA también prohíben a sus miembros formar parte de instituciones que niegan la soberanía del pueblo irlandés. Hoy, dirigentes del IRA como Adams, McGuinness, Gerry Kelly y Pat Doherty administran el Gobierno británico en Irlanda del Norte participando desde el Sinn Fein en la autonomía diseñada en el Acuerdo de Viernes Santo.

Otra de las normas del IRA prohíbe, bajo pena de muerte, que un voluntario permita la captura de armas controladas por 'el ejército'. Es evidente que el reciente anuncio de desarme contraviene esa regla. Asimismo, tanto el alto el fuego de 1994 como el de 1997 fueron decretados sin previa aprobación de una Convención General del IRA, que requiere la presencia de representantes de todas las unidades del grupo. Los dirigentes del Sinn Fein no quisieron arriesgarse a perder una votación que podía haber rechazado la tregua, lo que les habría excluido del proceso político.

La sumisión del IRA al Sinn Fein es la consecuencia del enorme coste que la violencia ha supuesto para los republicanos. Quizá Otegi lo entienda mejor a través de las palabras de Danny Morrison, destacado estratega republicano que después de las elecciones de 1992, en las que el Sinn Fein obtuvo un 10% de votos, escribió: 'Los resultados fueron pésimos para el Sinn Fein, para el IRA y para la lucha (...). El IRA nunca derrocará al Gobierno ni expulsará a las tropas de la Corona. (...) El IRA debe resistir la tentación de permitir que las consideraciones militares predominen, incluso si esa es la dirección hacia la que se le empuja. Sería un gran error. Si así ocurriera, ¿qué haría el Sinn Fein? ¿Alejarse más de las acciones del IRA y quedarse sin credibilidad entre los republicanos y desde luego sin credibilidad pública? Porque la decisión adoptada recientemente por el Sinn Fein de no querer decir nada sobre las acciones del IRA es, a mi juicio, insostenible. ¿O se aliará el Sinn Fein con el IRA por lealtad a pesar del coste o del resultado? La suerte del IRA y del Sinn Fein está inextricablemente unida: tienen la misma causa y objetivos y sus miembros surgen de la misma fuente de apoyo. El descenso en el voto del Sinn Fein debe ser causa de seria preocupación para el IRA. Es una situación de la que no puede salir simplemente a base de bombas'.

Rogelio Alonso es research fellow en la Queen's University de Belfast

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