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Patrullando la ciudad nevada

Los efectos del temporal contados por los esforzados reporteros televisivos

Bueno, como estampitas navideñas, la tormenta y el frío sorpresivos nos traen imágenes no por más vistas menos esperadas. Como El Almendro y la canción de José Feliciano, vuelven a casa por Navidad. Por ejemplo, los políticos sin corbata, como diciendo: estoy al pie del cañón, a las duras y a las maduras. El consejero Pomés, con el cuello desabrochado, desde el centro de control de la cosa del caos, decía que los bomberos no habían fallado, ni nadie, sólo los ciudadanos, que, a pesar de estar avisados, no hicieron caso y salieron a desafiar a los elementos. Que luego no se quejen. Vale, consejero, mea culpa, pero no sé si nos conformamos con esta explicación tan contundente a la par que sencilla. Luego están los municipales, con gorra y uniforme, que llevan a cabo la operación de recogida de vagabundos y sin techo. La otra noche, con la nieve y el frío, la tele les seguía y era digno de verse cómo llamaban con los nudillos a la caja de cartón, miraban sonriendo a la cámara y decían un educadísimo buenas noches al pordiosero en proceso de crionización. El interesado emergía de entre el cartón, miraba asustado a la cámara y aún más a la sonrisa del municipal. De terror.

Para imagen impactante la de Charly Rexach, con una gorra de lana calada hasta las orejas con un escudo del Barça bordado

En momentos de zozobra como los vividos estos días, agradecemos más que nunca la labor esforzada de los reporteros desplazados a los peores lugares. Se te hacen más próximos. Los ves dando su parte luciendo los modelos más dispares: unos con capucha y anorak, otros con la cara al aire, pero con guantes polares. Vimos a un chico de TV-3, desde Matadepera, que apareció al lado de una veleta que no paraba de girar, pero él se apartaba para que se encuadrara bien el gallito dando vueltas. El chico parecía contento, no paraba de sonreír, como diciendo: 'Voy a aprovechar esta oportunidad'. Llevaba unos guantes brutales, como los de los porteros de fútbol, y aparecía sin afeitar para dar más realismo. Se llamaba Daniel, pero desde el estudio Alfred Rodríguez-Picó, para acentuar lo de 'en momentos como hoy, las convenciones sociales sobran', lo trataba amorosamente de Dani. Por cierto, que Rodríguez-Picó, más gráfico que nunca, nos obsequió con una representación exacta de la situación atmosférica que para sí la quisiera Montesdeoca. Alfred, con cara de susto, relataba que las capas altas de la atmósfera estaban a 34 o 35 bajo cero. Y que esa masa de aire frío se había desplomado sobre la superficie catalana. Y al tiempo que lo decía, él mismo literalmente se desplomó ante el espectador efectuando una especie de movimiento ola, de arriba abajo, brazos ondulantes, piernas flexionadas, que nos entusiasmó por lo entregado. Lástima que no lo repitió. Estaba muy serio, quizá porque se había dado cuenta de que, detrás de él, el mapa daba en Ripoll una absurda temperatura de 25 grados centígrados. Nada, pelillos a la mar, problemas del directo y de la cosa caótica del momento. Para imagen impactante, de todas maneras, la de Charly Rexach en el entrenamiento del Barça. Llevaba calada hasta las orejas una gorra de lana con el escudo del Barça bordado. Eso sí que es previsión y no la de Fecsa-Endesa. ¿Que nieva y los cracks se congelan? Gorrita de lana al canto, pero cuidado: con el logotipo de la entidad.

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