Sencillas propuestas de autor en un hotel madrileño
EL CHAFLÁN, bajo las directrices de Pablo de Felipe, acaba de recibir una estrella Michelin
Con una estrella Michelin recién estrenada y la reforma del local completamente concluida, Pablo de Felipe y su equipo andan rebosantes de ilusión en espera del reconocimiento de los méritos adquiridos. Tres aspectos encumbran este restaurante de hotel: su bodega, singular, que merece comentarios aparte; la decoración, de vanguardia, que alcanza el punto álgido por las noches, y el servicio, muy joven, pero de una profesionalidad que deslumbra. Aunque la cocina sigue la línea de siempre, se aprecian mejorías importantes. De momento, ya no resultan tan acusados los dos defectos más llamativos de De Felipe: su propensión a la excentricidad cuando ensaya nuevas armonías y sus inexplicables desfallecimientos técnicos. En las propuestas de El Chaflán, típicas de autor, a veces ingenuas de puro simples, se aprecia más coherencia y menos riesgos que antaño. Ello no impide que un día cualquiera especialidades concretas decepcionen de forma injustificable. No se entiende que las berenjenas fritas, normalmente deliciosas, se sirvan correosas, enchumbadas y sosas. O que en el risotto de setas, otro plato emblemático, preponderen los sabores del queso parmesano y la mantequilla sobre el poderoso fondo de hongos. Fallos inadmisibles en razón de los precios de la carta. Otras recetas, sin embargo, hacen olvidar esporádicos desencantos. Se dejan comer los boletus a la parrilla con gambas blancas al ajillo; resulta sabroso el morro de ternera con carabineros, suculenta la ventresca de atún rojo e irreprochable el rey (palometa roja) con gazpachuelo de berberechos. En otoño, De Felipe hace una verdadera exhibición con la trufa blanca. Sugerencias como la crema de coliflor a la trufa o la tostada de pan cubierta de lascas de hongo son sensacionales. Con las carnes vuelven los dientes de sierra. El cochinillo en su jugo con puré de patatas pasa sin pena ni gloria; en el pato con peras prepondera lo más bravío del ave, mientras que el taco de carne de vacuno mayor con brotes de soja germinados alcanza el notable. No conviene perderse el surtido de quesos en porciones diminutas, degustación escalonada en la que se incluyen un cabra de Zuheros (Córdoba), además de manchego, Idiazábal, parmesano reggiano, torta de la Serena (Badajoz) y cabrales asturiano. Los postres, a la última, ligeros y muy refrescantes, se sirven en vasos anchos. Se acierta con la sopa de pera con helado y espuma de chocolate y con el helado de fresa con vainilla.
EL CHAFLÁN
Hotel Aristos. Pío XII, 34. Madrid. Teléfonos: 913 45 04 50 y 913 50 61 93. Cierra: sábados al mediodía, domingos y festivos. Precio: entre 60 y 72 euros (10.000 y 12.000 pesetas). Menú selección de Juan Pablo, 55,59 euros (9.250 pesetas). Media selección, 36,06 euros (6.000 pesetas). Menú con selección de vinos, 70,62 euros (11.750 pesetas). 'Boletus' a la parrilla con gambas blancas al ajillo, 17,58 euros (2.925 pesetas). Rey con gazpachuelo de berberechos, 24,79 euros (4.125 pesetas). Pan ... 6 Café ... 6 Bodega ... 8 Servicio ... 8 Ambiente ... 9 Aseos ... 9
LA BODEGA
EL SERVICIO del vino corre a cargo de Ruth Cotroneo, una joven sumiller cuya elegancia y conocimientos multiplican el valor de las botellas ofrecidas. Asesora, describe sus características y propone armonías atrevidas en relación con el menú, por complicado que sea. Su papel en la sala es fundamental para disfrutar de una bodega que contiene marcas de Australia, California, Chile, Francia e Italia, además de las españolas. Se trata de una selección personal en la que figuran vinos de prestigio junto a otros poco conocidos. Por supuesto, caldos del Penedés, Priorato, Somontano, Rioja y Ribera del Duero, además de la Conca de Barberà, Toro, Cigales, La Mancha, Yecla, Jumilla, Bullas, Madrid y Almansa. La selección de cavas y champañas es muy sugerente, y los vinos de postre, tan variados como el resto. La hoja que abre la bodega relaciona las incorporaciones de última hora. Otra opción muy interesante es elegir el menú degustación, que lleva incorporada una selección de vinos. 'A cada plato, su copa' es el lema de una propuesta particularmente sugerente y bien estudiada.
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