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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Almas abismadas

El título de este nuevo libro de Benacquista puede confundir al lector. ¿Podemos comparar la colección de relatos que incluye con una máquina para triturar niñas? Dicho en otras palabras: ¿con una máquina para destrozar almas demasiado simples y acomodaticias? No lo creo, ni creo que hayan ido por ahí las pretensiones de Benacquista, el escritor francés de ahora mismo más dotado de humor efectivo, de humor fulminante.

La máquina de triturar niñas no es un libro feroz, tampoco es un libro aplastante. Muy al contrario, se trata de una galería de retratos llenos de ternura ácida, que deja un sabor muy auténtico en el paladar.

No todos los relatos son igualmente acertados, pero en todos salta la sorpresa y en todos se evidencia la capacidad que tiene Benacquista para construir personajes (algo más bien raro en la narrativa francesa actual, enferma, como la inglesa, de 'autobiografismo', y en consecuencia de 'autismo'). Benacquista consigue crear personajes muy contrastados, frutos de una observación gozosa (y a la vez trágica) de la vida, y en muchos momentos no necesita salir del universo de la 'serie negra' para conseguir relatos tan hondos como corrosivos, y que casi nunca suelen ser transparentes.

LA MÁQUINA DE TRITURAR NIÑAS

Tonino Benacquista Traducción de María Teresa Gallego Urrutia Lengua de Trapo. Madrid, 2001 157 páginas. 2.190 pesetas

Casi todos los relatos de La máquina de triturar niñas están protagonizados por seres que danzan al borde del abismo, y que han tomado una decisión en la que comprometen su vida o la de otros. La sensación que acompaña a todas las narraciones, sin posible exclusión, es la de 'precipitación'. Algo se ha precipitado, algo se va a precipitar. Y lo que se ha precipitado o se va a precipitar está siempre en relación con un adiós definitivo, con un adiós mortal.

Las almas que circulan por La máquina de triturar niñas no son demasiado elevadas, tampoco lo pretende el autor, pero todas entran en una paradójica dialéctica de la elevación, de la elevación del dolor, del sentido y del sinsentido de la existencia. Basta con acercarse al relato El balcón de Romeo, o a los titulados Dos genios y el infinito y Réquiem junto a un techo, para comprobarlo.

A pesar de que la tradición de 'serie negra culta' es rica en Francia, más que compararlo con los autores franceses de ahora, yo compararía a Benacquista con el escritor americano William T. Vollmann, otro experto en encontrar flores frescas en el basural.

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