'No creo que el nacionalismo prenda en el País Vasco francés'
Desalojada del Gobierno desde 1997, la derecha francesa espera volver a tomar el tren del poder en las ya cercanas elecciones de 2002, aprovechando la crisis sufrida por los partidos que sostienen al actual primer ministro, Lionel Jospin. La presidenta del movimiento neogaullista Unión por la República (RPR), Michèle Alliot-Marie, doctora en derecho y ciencias políticas, ha tratado de reconstruir su partido a la sombra del jefe del Estado, Jacques Chirac, y esta semana dará un signo más de sus preparativos con la incorporación del RPR al Partido Popular Europeo, al lado de José María Aznar.
Pregunta. Además de presidenta del RPR, usted es diputada por el departamento de los Pirineos Atlánticos y alcaldesa de San Juan Luz desde hace 16 años. ¿Cree que el nacionalismo prenderá finalmente en el País Vasco francés?
'Tenemos que construir Europa sin deshacer nuestras naciones'
'Sería mejor superar el sistema de cohabitación en las próximas elecciones'
Respuesta. Hasta fecha muy reciente había una distinción muy neta entre el problema del País Vasco español, con un terrorismo muy fuerte, y las manifestaciones en el País Vasco francés, que no se dirigían contra ninguna persona en concreto y cuya forma era mucho menos violenta. Es verdad que en el último año, con el acercamiento de movimientos de jóvenes de un lado y otro de la frontera, se ha producido un endurecimiento del lado francés. Lo vimos durante la cumbre europea de Biarritz, con incidentes muy serios en Bayona, y en otras ocasiones posteriores. Los sucesos de las últimas semanas, en los que dos gendarmes han sufrido heridas muy graves, están vinculados a la lucha contra el terrorismo, que desarrollamos en Francia al igual que en otros países europeos; la vigilancia más estrecha implica a veces controles, y en ese marco los gendarmes han sido agredidos por personas identificadas como miembros de ETA.
P. ¿Usted observa una evolución ideológica favorable al nacionalismo?
R. No. En el plano ideológico, yo no veo una evolución específica del lado francés. Hay momentos de calma y otros de incremento de las reivindicaciones más o menos ligadas al nacionalismo. Hoy comprobamos que las manifestaciones del País Vasco francés son de tres tipos: las que se acercan al movimiento antimundialización; las que apoyan a los presos, poco numerosas y compuestas en una parte importante de personas que proceden del lado español, y, en fin, hay un movimiento ligado a la demanda de creación de un departamento vasco dentro de Francia, cuyo punto de partida no está en absoluto ligado al nacionalismo, sino que procede de alcaldes centristas. Esta nueva demanda ha sido retomada por algunos que quieren ir más lejos en la creación de una región vasca.
P. ¿Ha hablado con Aznar y los dirigentes del País Vasco español sobre el modo de resolver el problema de la violencia?
R. Hace 20 años que conozco al primer ministro español. Nuestras relaciones son cordiales y amistosas. He tenido la oportunidad de hablar muy libremente con él de ese problema y de las acciones que podrían realizarse. También he tenido ocasión de hablar recientemente con Juan José Ibarretxe. Lo que yo constato es que ha habido tentativas de resolver el problema por medio del diálogo. Pero un requisito previo al examen de cualquier situación es que no se produzcan hechos violentos. La violencia es una prueba de impotencia que debe ser condenada totalmente.
P. Si ustedes ganan las elecciones de 2002, ¿cambiará la cooperación antiterrorista de Francia con España?
R. Los movimientos políticos que estamos ahora en la oposición, y que aspiramos a ser mayoritarios en las próximas elecciones, ya tenemos costumbre de ocuparnos de problemas de terrorismo. La cooperación con la policía española es buena y no veo razón alguna para que esto cambie.
P. Hablando de elecciones. Francia aplica un sistema de Ejecutivo bicéfalo, con un jefe del Estado y un primer ministro que pertenecen a partidos políticos adversarios. ¿Cree llegada la hora de poner fin a esta situación?
R. La cohabitación no es buena para el funcionamiento del Estado. Yo he sido ministra dos veces, con François Mitterrand de presidente, y esto me ha permitido comprobar la tensión que existe y cómo se produce el bloqueo de ciertas decisiones. No obstante, a los franceses les ha gustado la cohabitación y pienso que esto se debe a que no aman el poder: tienen miedo de que alguien mande demasiado. Piensan que cuando hay dos cabezas del Ejecutivo, uno controla al otro y eso permite saber mejor lo que ocurre. Dicho esto, es la primera vez que hemos tenido una cohabitación tan larga. El presidente Chirac ha conseguido hacer funcionar las instituciones y Francia habla con una sola voz en el plano internacional. Pero sería mejor superar este sistema de cohabitación en las próximas elecciones.
P. ¿Qué aportan los partidos de centro derecha a definir lo que debe ser Europa?
R. Lo importante es construir Europa, sin deshacer nuestras naciones. No es incompatible hacer Europa sin destruir Francia; se puede construir Europa sin deshacer España. Una vez superado el riesgo del estallido de Europa, que existió durante 48 horas en la Cumbre de Niza, pienso que la construcción europea es una necesidad. Frente a la potencia de Estados Unidos, del sureste de Asia y de Mercosur en un futuro no lejano, es importante que Europa se presente unida y que se lleve a cabo la ampliación, porque cuantos más seamos, más fuertes nos presentaremos ante los demás. Es un escenario clave desde el punto de vista económico, pero también en lo que se refiere al terrorismo, por ejemplo.
P. ¿Cuáles son los puntos fuertes del programa europeo del neogaullismo?
R. Partimos de la base de que Europa tiene que democratizarse y contar con sus ciudadanos. Para ello nos parece importante que los electores puedan hacer un seguimiento del trabajo de su eurodiputado, y por eso pensamos en el escrutinio uninominal para la elección de los diputados europeos, aunque creo que en España esto es diferente...
P. Sí, en España se usa un sistema más o menos proporcional para todo tipo de elecciones.
R. Nos gustaría llegar más lejos: someter textos a referéndum y que el presidente de la Unión Europea, en lugar de cambiar cada seis meses, tenga un mandato equiparable al del presidente del Parlamento Europeo, que nos parece más eficaz para el seguimiento de los asuntos. Y creemos, como Aznar, que lo importante es que los políticos decidan, y distinguir entre el nivel político y el administrativo.
P. Todavía usted no ha dicho nada contra la izquierda ni contra el primer ministro, Lionel Jospin, que prácticamente acaba de anunciar su candidatura a las presidenciales.
R. Tengo muy en cuenta que me estoy dirigiendo a un diario que no es francés. Es la misma razón por la que los políticos con sentido de Estado no critican a su Gobierno cuando se encuentran en el extranjero. De todos modos, me he pasado todo el día diciendo a medios franceses lo que yo pienso del balance del señor Jospin sobre el problema de la seguridad y de las pensiones.
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