Moscas

Qué poca consideración por parte del gran hermano hacia nuestro presidente Aznar, espoleando a nuestros clementinos un día después de haberle dejado sus botas tejanas relucientes. Algunos ya tuvimos la mosca en la oreja cuando nos visitaron los de la Sunkist, pero somos siempre tan espléndidos anfitriones que les abrimos las puertas del IVIA (los mejores secretos peor guardados), de nuestros almacenes y campos, y hasta divulgamos nuestras exitosas investigaciones conferenciando en Brasil. Los lobbies citrícolas americanos invierten (14.000 sueldos de la Administración) en marketing puro y duro para desacreditar nuestra superior calidad, valiéndose de supuestamente ocho moscas apátridas. Estos sí que saben aflojar la mosca cuando conviene. Y mientras seguimos papando moscas, un adicto a los frutos secos se los mira ahora con lupa y de una malla de nueces californianas me han aparecido cuatro diminutos gusanos, ¿en estado de hibernación? y de una bolsita de almendras procedentes de Florida me han aparecido varias con pelusilla tipo hongos. ¿Llamo al 091, a Zaplana, a Cañete, a Aznar? Aquí no se oirá una mosca pero moscones no faltan y nuestros exportadores de cítricos, como desde siempre, ya lograron lo imposible y nuestros agricultores sin la ayuda prometida seguirán eliminando la ceratitis con el meñique.