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Un pasillo rocoso moldeado por el agua

La rambla de Guainos acoge un bello desfiladero desconocido para muchos almerienses

Toda provincia esconde siempre rincones sorprendentes y desconocidos. Parajes que se presentan como el lugar ideal para perderse sin tener por ello que alejarse demasiado de un casco urbano. Ese es, precisamente, el caso de Las Estrechuras de Guainos, un bello desfiladero encajado en la rambla de Guainos, barrio del municipio almeriense de Adra, muy próximo al límite de la provincia de Almería con Granada.

Las Estrechuras de Guainos, como se conoce a la zona popularmente -en el cartel oficial que señala el camino a seguir para llegar hasta el desfiladero se recoge la definición La Angostura- es algo así como la columna vertebral de una rambla que nace en Turón (Granada) y viene a morir en la playa a cuya orilla se levanta Guainos Bajos.

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Para iniciar la ruta por las estrechuras es necesario prescindir de cualquier vehículo motorizado y emprender el camino a pie. Eso sí, el visitante no deberá olvidar equiparse con un calzado cómodo y, a ser posible, resistente al agua.

Y es que en Las Estrechuras de Guainos, el agua rivaliza en protagonismo con el espectáculo de grandes montañas que, a uno y otro lado del angosto pasillo natural, parecen querer unir sus paredes en un pétreo abrazo.

Basta comenzar a recorrer el pedregoso sendero del desfiladero para intuir la presencia de un agua que siempre es fiel al lugar. Al principio el camino está seco, pero apenas unos metros más allá, el suelo empieza a humedecerse. Es el anuncio de un pequeño caudal de agua cuya centenaria perseverancia ha logrado moldear la roca hasta esculpir la galería que sorprende al caminante.

Anchurones dominados por la frescura de alamedas, acequias y huertos y progresivas estrecheces, que en algunos momentos dan lugar a angostas gargantas a las que hay que tener respeto, se confabulan para dotar de mayor atractivo a una ruta que acoge también vestigios de un pasado carente de la actual sofisticación tecnológica. Ejemplo de eso es el testimonio de un antiguo molino de agua, hoy en desuso.

El ronronear del agua y la mezcolanza de cantos de aves diversas son los únicos sonidos que se atreven a violentar un silencio natural que llega a inquietar el alma del urbanita.

La rambla de Guainos goza de una particular flora dominada por la adelfa y el taray. Las chumberas también dominan parte del paisaje, pero eso es en las inmediaciones de Guainos Altos, el pequeño núcleo de población que hay que dejar a la derecha, arriba de la rambla, para llegar hasta el desfiladero.

En cuanto a la fauna, algunas de las especies más característas son el sapo corredor, el lagarto ocelado y el búho real. Eso, sin olvidar a la cabra montés y al jabalí, conocidos de sobra por los lugareños que tienen la gentileza de advertir al visitante aventurero de la posibilidad de encontrarse con algún ejemplar de estos dos animales.

Para disfrutar de un paseo por la naturaleza merece la pena adentrarse en Las Estrechuras de Guainos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el recorrido presenta algunas dificultades y que no es el lugar más apropiado para pasar un domingo relajado con niños pequeños. La ruta, sin ser excesivamente complicada, requiere confiar en unas piernas predispuestas a patear durante unas horas un escarpado camino de agua y piedras y obliga a mantener despierto el sentido de la prudencia.

Pero, dejando de lado el pequeño esfuerzo que supone sortear un estrecho sendero cuajado de piedras humedas, cuando no sumergidas bajo el agua, el paseo tiene en todo momento su recompensa. Sobre todo, si se sabe apreciar la existencia de un rincón prácticamente desconocido. Un rincón escondido en las estribaciones de Sierra Nevada y, sin embargo, tan próximo al Mediterráneo.

Un jinete atraviesa las Estrechuras de Guainos.
Un jinete atraviesa las Estrechuras de Guainos.FRANCISCO BONILLA

Cuidado con la lluvia

- Dónde. Para llegar desde Almería hasta Las Estrechuras de Guainos hay que salir en dirección hacia Granada y tomar la autovía hasta llegar a Adra, a unos 50 kilómetros de la capital. Después, tras atravesar el pueblo se coge la carretera nacional que pasa por una barriada llamada El Lance de la Virgen. Un poco más adelante, a la derecha, un cartel señala el camino hacia Guainos Altos. Es un camino estrecho cuajado de curvas que discurre entre invernaderos y lleva a un núcleo de unas decenas de casas integradas en un paisaje de sierra. Eso es Guainos Altos. Desde ahí se puede bajar hasta la rambla y seguir el cauce hacia arriba durante unos minutos hasta que aparece el desfiladero que obliga a seguir la ruta a pie. - Cuándo. Cualquier época del año es buena para visitar la zona, aunque el invierno no es el momento más recomendable, ya que una de las característas de Las Estrechuras y la rambla de Guainos es la inestabilidad e irregularidad del caudal de agua que acoge. Eso significa que hay cortos intervalos invernales en los que las lluvias originan avenidas de agua más o menos torrenciales. Por eso, al margen de la estación del año que se escoja para visitar la zona, lo que hay que tener en cuenta es la amenaza de precipitaciones. - Alrededores. Después de recorrer Las Estrechuras de Guainos una buena opción es pasear por Adra. La vieja Abdera ha sabido engancharse al carro de la agricultura intensiva bajo plástico sin olvidar su tradición pesquera. El pueblo ofrece una amplia oferta de bares y restaurantes que tienen una variada carta de pescados. Para tapear una buena opción es el bar Ginés (950 40 12 06). - Y qué más. El visitante que quiera acceder a cualquier tipo de información sobre Adra y sus alrededores, incluida la Rambla de Guainos, puede dirigirse a la Oficina de Turismo del municipio (950 56 08 26).

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