ARTE apuesta por la ficción para 'fotografiar' a la familia europea
La primera entrega está dirigida por la catalana Rosa Vergés
El canal franco-alemán ARTE ha comenzado la emisión de Historias de familias, una serie integrada por seis películas -estructuradas en seis capítulos cada una- que intentan ofrecer 'una fotografía de la sociedad europea', en palabras de Víctor Rocaries, director de programas de la cadena. El primero de los filmes en aparecer en pantalla, Maca mon amour, está dirigido por la catalana Rosa Vergés.
'Nos pusimos en contacto con 14 países', explica Jacques Dercourt, productor ejecutivo de Historias de familias, la apuesta actual de ARTE para el prime time en Francia y Alemania (entre las 20.15 y las 20.45). Planteaban un listado de exigencias: presentar una familia en la que estuvieran presentes las tres generaciones -la de la memoria, la de la actividad y la del futuro-; que cada serie fuese representativa del paisaje social y físico de un país, con un tema central, y que el rodaje se hiciera en buena parte en vídeo. 'Era importante que aparecieran los abuelos', añade Andreas Schreitmüller, responsable de los programas de ficción de ARTE, porque 'también queríamos mostrar el sentimiento de confianza y seguridad que lleva aparejado el saber a qué familia se pertenece'. Finalmente asumieron el reto televisiones de Noruega, República Checa, Francia, Alemania, País de Gales y España.
La historia de Rosa Vergés, producida por Ovideo TV y Televisió de Catalunya -que emitirá la serie en España- y la primera en estrenarse, transcurre en la comarca catalana del Maresme, entre invernaderos dedicados al cultivo de flores y playas que esperan una remodelación urbanística que las adapte a la demanda de una clientela turística más rica. La heroína es una estudiante de comunicación visual que debe filmar un documental sobre su familia, lo que la lleva a descubrir que su abuelo, un campesino pobre, se hizo con un patrimonio al casarse con la hija de un indiano, y que su padre, un albañil andaluz, tuvo dificultades de integración y que sólo se casó con su madre porque ésta ya estaba embarazada. Por ello tampoco es tan sorprendente que ahora sus amoríos con un obrero agrícola marroquí causen escándalo.
La inmigración y el temor al distinto también están presentes en otras series. En La gota que rebosa el vaso, del galés Gareth Lloyd-Williams, el protagonista tiene que enfrentarse a un grupo que quiere tomarse la justicia por su mano porque considera intolerable la violencia creciente que importan los extranjeros, y en la francesa Campiñas, Olivier Langlois trata el problema de la política agraria común con respecto al hambre en el Tercer Mundo. La noruega La Redentora, de Terje Nilsen, explica los problemas que desencadena el encuentro entre sectas y una chica que tiene dotes paranormales. Los alemanes prefieren ocuparse de los conflictos familiares derivados de la movilidad geográfica a la que algunas empresas exponen a sus trabajadores. Y el episodio checo -El último profesor de Bohemia- aborda el cambio de valores en la sociedad poscomunista: también en ella el dinero es rey.
Acabado el proyecto, el propósito apuesta por un espectador europeo capaz de distinguir entre una barriada obrera alemana y otra galesa, entre un payés catalán y un campesino de la Beauce, al tiempo que se identifica con todos y se siente en su casa en todas partes.
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