Dos proyectos futuristas ganan el concurso para sustituir los campos de Sevilla y Betis
El arquitecto barcelonés Luis Jubert y el equipo de profesionales gaditanos encabezado por Pedro Ledo han ganado los concursos nacionales de ideas para ocupar los espacios urbanos en los que actualmente se asientan los estadios de fútbol de Betis y Sevilla, respectivamente.
La decisión, hecha pública ayer por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla, premia con dos millones de pesetas a cada uno de los dos diseños, muy vanguardistas, especialmente el elegido para completar el estadio Manuel Ruiz de Lopera, aún a medio construir, como hipotético espacio público multifuncional. La Gerencia de Urbanismo decidió convocar el concurso el pasado 16 de julio, en el marco del proceso de reflexión y participación abierto por la revisión del Plan General de Ordenación Urbana.
Los dos solares, considerados por Urbanismo como 'áreas de oportunidad' en el desarrollo futuro de la ciudad, sólo podrían acoger la construcción de los proyectos ganadores si los equipos de fútbol de la ciudad aceptan la oferta realizada por el Ayuntamiento a principios de junio para que Betis y Sevilla canjearan sus instalaciones a cambio del traslado al estadio de La Cartuja y de una compensación económica que fluctuaría entre 6.000 y 12.000 millones de pesetas para cada equipo.
En la actualidad, la opción más verosimil es la construcción del proyecto ganador para sustituir al Sánchez Pizjuán. Pese a la negativa de la afición sevillista, el presidente de la entidad, Roberto Alés, sigue negociando con Urbanismo el traslado del club a La Cartuja a cambio de la cesión de su campo y de la compensación económica, que salvaría al Sevilla de la difícil situación económica en que se encuentra. En cambio, resulta difícil imaginar que el presidente bético, Manuel Ruiz de Lopera, acepte la propuesta municipal, pese a que la construcción del nuevo estadio con su nombre lleva más de un año parada.
El proyecto de Jubert propone la finalización de la mitad del Ruiz de Lopera aún pendiente con una obra que es la aparente deformación material del proyecto original. Resulta un edificio sinuoso, repleto de curvas y rampas. En el caso del espacio que ocupa el campo del Sevilla, con el proyecto ganador es sustituido por dos edificios bajos, paralelos y alargados, construidos en zig zag. Entre ambos queda un gran espacio libre. El proyecto, aparentemente, no respeta dos de las promesas que Urbanismo hizo al Sevilla en su oferta: conservar el mosaico actual y la construcción de un edificio de diez plantas.
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