Rincón siciliano en Madrid

LO PRIMERO es no dejarse engañar por los precios de su carta, en apariencia algo elevados tratándose de un pequeño restaurante italiano. Casi todas las raciones son desmesuradas y están concebidas para compartirse entre dos comensales. Umberto Le Pera, joven cocinero siciliano, da un punto especial a las recetas de su tierra y a otras típicas del país vecino.

La salsa de funghi porcini (hongos) convierte en suculentos los papardelle, los tagliatelle y los ravioles. Tampoco están mal los espaguetis con frutos de mar. En cambio, decepcionan los espaguetis a la carbonara. Merecen reseñarse la lasaña de verduras y jamón, y los tagliatelle con panna y prosciutto (nata y jamón). El carpaccio de carne con rúcola está bien, pero el jamón con queso mozzarella y el queso scamorza con tomate al horno son sólo aceptables.

En un apartado independiente figuran las pizzas, incluida la calzone, de cierta talla. Con los postres prosiguen las inquietudes dentro de un tono casero. Lo demuestran el tartufo de chocolate, el clásico tiramisú y los profiteroles con chocolate blanco. La lista de vinos, acaparada por marcas italianas, debería mejorarse. El café está bien y el ambiente nocturno es agradable.