MERLUZA NAMIBIA A LA GALLEGA
José Luis Bastos es un namibio muy apreciado por Sam Nujoma, carismático presidente de este país africano. El reino de España ha reconocido su contribución a las relaciones de ambos países otorgándole la Cruz de Isabel la Católica, una de las mayores condecoraciones del Estado español a un extranjero. Bastos posee una factoría de pesca, entre otras empresas. La primera vez que invitó al presidente de la nación a su mesa, el plato principal fue, cómo no, merluza, de la que Namibia exporta a España. Bastos, gallego afincado en Namibia hace 35 años, le dijo al presidente: 'Me va a disculpar, pero a mí lo que me gusta es la cabeza frita, y la como con los dedos, así que...', a lo que Nujoma, tras mostrar sorpresa, ya que en África negros y blancos consumen poco pescado, y menos cabezas, abandonó los lomos y dijo: 'Ah, pues yo también', y para sorpresa de todos, allí dieron cuenta de una docena de cabezas de merluza que estaban para chuparse los dedos. Durante 25 años Bastos compró fincas de la vertiente norte del desierto del Namib a granjeros surafricanos que habían eliminado la fauna africana para criar astracán. Logró reunir 100.000 hectáreas, ahora llenas de nuevo de antílopes, cebras, jirafas y leopardos. Tras la independencia del país en 1990, optó por nacionalizarse namibio para continuar trabajando en la que considera su segunda patria y en la que piensa ser enterrado, cerca de las tumbas de los reyes Namas, túmulos de piedra de esta tribu que se encuentran en su extensa finca. No en vano éstos le han designado guardián de sus tumbas sagradas y le han dado el nombre de 'Caballo blanco del desierto', título tan importante como el de comendador de la orden española que acaba de recibir.
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