La supuesta víctima de 'El Petxina' había contraído muchas deudas
La Guardia Civil sospecha que Benavent intentó traficar con drogas
Las declaraciones realizadas ayer, en el juicio del caso del jardín de los horrores, por los agentes de la Guardia Civil que participaron en la investigación por la desaparición de Enrique Benavent dejaron constancia de las deudas que había contraído el informático, antes de su desaparición en junio de 1991. Según manifestó uno de los agentes, Benavent tenía deudas por las pérdidas que le causaba una fábrica de cerámica, un negocio de pieles y una visa oro de entidad bancaria a cuyo uso no había hecho frente.
La Guardia Civil sospecha que las deudas llevaron a Enrique Benavent, consumidor habitual de estupefacientes, a intentar hacer algún tipo de negocio en el tráfico de drogas. El hecho es que de las declaraciones de los testigos quedó patente que al menos uno de los círculos en los que se movía el desaparecido estaba directamente relacionado con el narcotráfico. Además, los testigos aseguraron que así como tenían constancia de la relación entre Benavent y uno de los acusados, Rafael Romero Leiva, no habían podido certificar vínculo alguno entre la víctima y Castellón y, más exactamente, con Emilio Pellicer, El Petxina.
Ayer se celebró la segunda sesión del juicio que se celebra en Castellón por la muerte de Enrique Benavent, de la que están acusados El Petxina, y Rafael Romero Leiva. Ambos se acusan mutuamente de ser los autores de dicha muerte, destapada por el segundo, en 1997, tras una declaración desde la cárcel de Picassent.
La sesión se centró en otros dos aspectos. El primero de ellos se refirió a las declaraciones que, de forma continuada, realizó Romero Leiva ante la Guardia Civil. En ellas, según dijeron ayer los agentes, el ahora imputado insinuaba saber el paradero de Benavent, aunque, hasta 1997, no ofreció ningún detalle. El agente que de manera más o menos periódica hablaba con Romero Leiva sostuvo que, según su parecer, su confesión pretendía dar credibilidad a sus declaraciones sobre otro asunto que tenía pendiente el propio Romero Leiva.
Por su parte, los padres de Benavent, que también declararon ayer, relataron cómo Romero Leiva les llamaba continuamente para preguntarles si sabían algo de su hijo, después de haberles dicho que había encontrado su coche, hasta que un día les dijo que estaba muerto.
Después de que la familia de El Petxina, sobre los que se retiró la acusación de encubridores, acusaran tanto a la Guardia Civil como al fiscal y al juez instructor del caso de 'dirigir' sus declaraciones, el fiscal interrogó a los agentes que participaron en su detención y en la custodia de éstos durante sus declaraciones. Todos ellos aseguraron no haber sometido a ninguno a presión, amenazas o agresión. También manifestaron no haberlos notado especialmente nerviosos, o 'agobiados', al margen del estado habitual por los cargos que se les imputaban, mientras uno de los agentes afirmó que tanto la esposa, el hijo como la nuera de El Petxina se mostraron sorprendidos con la detención.
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