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Reportaje:

La ciudad que quieren los niños

La Concejalía de Infancia de Coslada organiza un foro para que los chavales opinen sobre lo bueno y lo malo del municipio

A los niños de Coslada, municipio de 80.000 habitantes, les gustaría que su ciudad tuviese más tiendas de chucherías, calles donde deslizarse sin peligro con el patinete y, por qué no, un gran parque de atracciones al estilo de Eurodisney. Pero los pequeños de Coslada también quieren fuentes en las que puedan beber sin que nadie les aúpe y que los aviones que despegan y aterrizan en el aeropuerto de Barajas, y que pasan por encima de sus casas, dejen de atormentarles con el ruido que hacen.

Ochenta cosladeños de entre seis y 12 años se reunieron el pasado fin de semana para hablar de estas cosas- y de muchas más- y para pedir a los mayores que las solucionen. El encuentro, que tuvo lugar en el albergue Centro Integral de Juventud de Coslada (avenida de España, 4), forma parte del Foro Infantil que desde hace un año organiza la Concejalía de Infancia del Ayuntamiento de Coslada.

'En mi parque hay fuentes, pero no puedo beber sola porque están muy altas, y los grifos, muy duros'

'Con el Foro pretendemos que los chavales tengan un foro de expresión en el que se comporten de manera natural sin que estén haciendo el papel de personas mayores', explicó ayer Pedro Laosa, concejal de Infancia (IU). 'El Foro está formado por 800 niños y niñas de la localidad. En las jornadas de este fin de semana han participado 80 de ellos, que han pasado el sábado y el domingo juntos e incluso han dormido en el albergue', agregó el concejal.

¿Qué cosas preocupan más a los niños que viven en Coslada? 'En mi parque hay fuentes, pero no puedo beber sola, porque están muy duras y muy altas', dice una niña. 'Los columpios a veces están rotos y tardan mucho en arreglarlos. Además, no son muy divertidos', comenta otro chaval. 'En Coslada hay muchas casas altas y de colores feos', apostilla otro. Y, tras pensar unos segundos y rascarse la cabeza, añade: 'Además, a veces sube el ozono'.

Pero lo que sobre todo piden los pequeños de este municipio madrileño es más tiempo libre para poder jugar y que sus padres no les carguen con tantas actividades extraescolares.

'Cuando tengo tiempo libre, sobre todo veo la televisión, porque mi madre siempre la tiene puesta y yo me quedo embobado mirando, aunque no me guste lo que ponen', cuenta Víctor, de ocho años. 'Lo peor es cuando tengo que acompañar a mi madre a la compra, porque es un aburrimiento total', protesta otro chaval. 'Para mí, lo más divertido es jugar con la gameboy a los pokemon, sobre todo cuando me conecto con otro amigo', explica Antonio, de 10 años.

Con el trabajo que ha realizado en el último año el Foro Infantil, el Ayuntamiento de Coslada ha publicado el Libro Blanco de la Infancia, que fue presentado ayer en el Centro Integral de la Juventud y al que asistieron, entre otros, el defensor del Menor, Pedro Núñez Morgades; la secretaria general de Unicef, Antonia Pérez; el alcalde de Coslada, Juan Granados (PSOE), y Victoriano Barrio, del Instituto Madrileño del Menor y la Familia.

Todos se sometieron al interrogatorio infantil. '¿De pequeño ya querías ser alcalde?', le preguntó una niña a Juan Granados. 'No, de pequeño quería ser bombero o policía. Luego, médico, porque mi madre se empeñó', contestó el regidor. '¿Para qué sirve el Defensor del Menor?', inquirió otra niña a Pedro Núñez Morgades. 'Para defender vuestros derechos y que vuestras opiniones sean tenidas en cuenta por los mayores', respondió el cuestionado.

Ahora, los niños de Coslada tienen que esperar a que, efectivamente, sus peticiones sean atendidas. 'Unas serán posibles y otras no por falta de presupuesto o porque han pedido cosas imposibles, pero todas van a ser estudiadas. Además, hemos colocado unos buzones en los colegios, donde los niños pueden poner sus sugerencias', afirmó el concejal de Infancia.

'Por ejemplo, si un niño escribe una queja diciendo que por qué las casas son tan feas, ese escrito lo remitimos a la Concejalía de Urbanismo y nos comprometemos a contestar al chaval en el menor tiempo posible', agregó el edil.

Con todo, los chavales de Coslada también saben ver las cosas buenas que tiene su ciudad: 'En Coslada no hay ladrones ni gente peligrosa', sostiene una niña. 'A unos amigos míos que viven en Vicálvaro, Coslada les mola un montón', comenta otro. 'Yo no me iría a vivir a otro pueblo, porque aquí se está muy a gusto. A pesar de que nos hemos quejado mucho, Coslada es lo mejor', concluye otro chaval, al término de sus dos jornadas de convivencia en el foro.

Pioneros en escuchar a los críos

Coslada fue el primer municipio de España que puso en marcha, en 1991, una Concejalía de Infancia para apoyar las opiniones de los niños. Durante todos estos años, la concejalía ha estado trabajando con los chavales cosladeños y ha elaborado distintas campañas para concienciar a los adultos de la importancia de que los niños sean escuchados. Hace un año, la concejalía creó un Foro Infantil, donde alrededor de 800 chavales han estado trabajando en seis temas: la ciudad, los derechos de la infancia, la educación, el ocio y el tiempo libre, la familia y la salud. Los pequeños también han creado sus propias mascotas, como Cos y Lada o Forito y Forita, con los que han elaborado un álbum de cromos. 'Durante todo el año los niños se han reunido para hablar de estos temas con un grupo de ocho monitores. Hemos preferido este sistema al de, como hacen otros municipios, simular el pleno de un Ayuntamiento, porque los chavales son poco naturales cuando hacen de alcaldes y concejales', explica Pedro Laosa, edil de Infancia de la localidad. Y agrega: 'Tenemos que concienciarnos de que la gente que mide metro y medio tiene problemas que no existen para nosotros, como, por ejemplo, que no llegan a darle al interruptor del semáforo. Si conseguimos hacer una ciudad adaptada para chavales, también serviría para las personas discapacitadas'. Además de exponer sus quejas en el Foro Infantil, los niños han adquirido una serie de compromisos con su entorno, como no pintar en las paredes, utilizar las papeleras o avisar a un adulto cuando vean a un perro abandonado.

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