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Columna
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El ciclo del petróleo y el cerdo

Paul Krugman

El precio del crudo, que estaba en torno a los 30 dólares por barril a principios de año, ha bajado a 19. Por desgracia, lo más probable es que la caída del precio del petróleo de hoy prepare el terreno para la subida del precio del petróleo de mañana y se repita un ciclo que ha sido una fuente de inestabilidad mundial en las últimas tres décadas. Unas políticas inteligentes podrían romper este ciclo, pero lo más probable es que nuestras políticas actuales sólo consigan empeorarlo.

La buena noticia es que un petróleo más barato supone un fuerte impulso para nuestra economía. La caída del precio del petróleo transfiere el dinero de los jeques árabes y los millonarios tejanos a los ciudadanos corrientes, a razón de 100.000 millones de dólares anuales. Esto hará mucho más por la economía que esos regalos a las empresas y a los ricos que algunos políticos intentan justificar en nombre del estímulo.

Lo más probable es que la caída del precio del crudo de hoy prepare el terreno para la subida del precio del crudo de mañana

Entonces, ¿qué tiene de malo el petróleo barato? Para empezar, puede debilitar a algunos de nuestros aliados más inestables. Ahora todo el mundo se da cuenta de que Arabia Saudí, con una deuda en aumento y una población que crece vertiginosamente, es un Afganistán en potencia: la caída del precio del petróleo acerca mucho más el día de la verdad. Pero mucha menos gente es consciente de que Rusia también depende de las ventas de petróleo y gas natural.

Aparte de esto, lo más probable es que la abundancia de petróleo ahora produzca una crisis petrolífera más adelante. Los economistas solían hablar de algo denominado 'el ciclo del maíz y el cerdo'; desde 1970, el mundo ha sufrido algo similar, pero que en lugar de afectar al maíz y a los cebones, afecta al petróleo y a los todoterreno. Llamémoslo el ciclo del petróleo y el cerdo.

Partamos de un mundo inundado de petróleo barato, como a principios de los años setenta o de los años noventa. Este petróleo barato fomenta el consumo despilfarrador, incluida la compra de vehículos que consumen mucha gasolina. A medida que crece la demanda mundial de petróleo, el suministro procede cada vez más del golfo Pérsico, que posee la mayor parte de las reservas de petróleo mundiales. En un momento dado, un puñado de naciones productoras se dan cuenta de que controlan la capacidad de oscilación del mercado: que si recortan su producción pueden hacer que los precios suban mucho más. Y lo hacen.

Sin embargo, los precios altos acaban por socavar el poder del cartel petrolífero. Son un lastre para el crecimiento mundial, desembocan en un incremento de la producción en las naciones no pertenecientes al cartel, y si se mantienen elevados conducen a un gran ahorro.

A medida que la demanda disminuye y la producción competitiva aumenta, el cartel debe seguir sus recortes iniciales en la producción con nuevos recortes o ver cómo el precio del petróleo vuelve a caer en picado. Al final no se puede recortar más, y el mundo vuelve a verse inundado de petróleo barato, listo para iniciar otro ciclo.

Y ésa es la fase que hemos alcanzado ahora. El cartel del petróleo, enfrentado a la caída de la demanda, ya no está dispuesto a reducir la producción mientras otros productores, y Rusia en especial, amplían sus exportaciones. Por eso la OPEP ha hecho que los nuevos recortes en la producción dependan de que se hagan recortes equivalentes en otras partes. Si este juego de 'a ver quién aguanta más' funciona, los precios volverán a subir; si no funciona, los precios caerán aún más. De cualquiera de las dos formas, el ciclo petróleo-cerdo acabará por repetirse.

Si fuéramos listos intentaríamos romper el círculo vicioso. ¿Y esto qué implicaría?

Lo más evidente es evitar otra peligrosa subida en el consumo de petróleo. Y se da la casualidad de que ahora sería más fácil políticamente llevar a la práctica las políticas de ahorro que en ningún otro momento de nuestro pasado reciente. Acabamos de recibir un vivo recordatorio de los peligros de depender de las fuentes de Oriente Próximo. Sería fácil terminar con que los todoterreno estén al margen de las normas de kilometraje. Y contamos con nuevas tecnologías que prometen un consumo mucho mayor por un precio mucho menor, como los coches híbridos eléctricos y de gasolina.

¿Olvidará la Administración de Bush su fijación con las perforaciones en el Ártico, que producirían demasiado poco petróleo y demasiado tarde, y se dará cuenta de que el ahorro no es sólo 'una señal de virtud personal', sino una forma de hacer que el mundo sea más estable?

© New York Times News Service.

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