El Atlético vence sesteando
El equipo madrileño, con un hombre más, se dejó dominar por el Ejido
Con un jugador menos, dieron mucho más. Con uno más, dieron mucho menos. Lo primero le sucedió al modesto colista de la categoría, el Ejido, que jugó sin Francis desde el minuto 50 por doble amonestación. Lo segundo al poderoso líder de Segunda, el Atlético, que se hundió en la galvana autosuficiente durante todo el segundo periodo del partido.
Pero mucho antes de que el entusiasmo del Ejido y la dimisión en bloque del Atlético invirtiesen el razonable orden del partido, el equipo madrileño había pasado sin mucho esfuerzo sobre el conjunto almeriense. Un bonito gol de Correa tras un contraataque de Luque al poco de cumplirse el cuarto de hora del primer periodo prologaba media hora más que aceptable de los rojiblancos. Media hora de combinaciones en el centro del campo buscando los huecos, muchos, que dejaba la defensa del equipo ejidense.
ATLÉTICO 1| EJIDO 0
Atlético: Burgos; García Calvo, Santi, Hibic, Carreras (Antonio López, m. 59); Dani, Colsa (Jesús, m. 64), Nagore, Luque; Correa y Fernando Torres (Roberto, m. 76). Polideportivo Ejido: César Gálvez; Zamorano, Cañas, Sevilla, Santi sedano (trzeciak, m. 77), Francis; Arpón (Juan Jesús, m. 65), Torrado,Ángel Rodríguez (Patri, m. 84), Vizcaíno; y Sergio Cruz. Goles: 1-0. M. 16. Correa aprovecha un pase de la muerte de Luque desde la izquierda para marcar sin oposición desde cerca. Árbitro: Rebollo Soto. Amonestó a Fernando Torres, Hibic y García Calvo, del Atlético y, por parte del Ejido, a Zamorano, Torrado, Juan Jesús y a su técnico Fernando Castro Santos. Expulsó por doble amonestación a Francis (m. 50). Unos 35.000 espectadores en el estadio Vicente Calderón.
En esa fase de mediana inspiración, el Atlético pudo haber derretido al Ejido, blando, a base de penetraciones por las bandas. Pero no hubo suerte. El balón no quiso entrar en dos ocasiones consecutivas en las que se paseó por la línea de gol defendida por César Gálvez. El Atlético perdió interés por el partido y el Ejido, a falta de argumentos más elaborados, le echó ganas.
Así llegó una internada de Arpón que no encontró por muy poquito rematador y así emergió la figura de Burgos. El seguro histrión del Calderón resolvió con su repertorio circense las ocasiones del Ejido. La última, con el tiempo cumplido, la desaprovechó Juan Jesús tirando la pelota fuera.
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