Un hombre mata a su mujer y a sus tres hijos en un pueblo de Valencia y después intenta suicidarse
José Rubio, de 38 años, mató en la madrugada de ayer en Tuéjar (Valencia) a su mujer, Pilar Martínez, de 37 años, y a sus tres hijos: Sara, de 11 años; Eva, de 7; y David, de 5. Murieron acuchillados. El autor trató después de quitarse la vida pero sólo se causó lesiones superficiales con el cuchillo. A las siete de la mañana, salió de casa y se arrojó con su coche por un barranco. A los pocos minutos fue entregado a la Guardia Civil y más tarde ingresado en el hospital.
A 74 kilómetros de la ciudad de Valencia, los 1.300 habitantes de Tuéjar, un pueblo localizado en el interior de la provincia, en la comarca de Los Serranos, trataban de encontrar una explicación a un suceso que silenció las calles, encerró a los vecinos en sus casas y produjo una auténtica conmoción. 'Es muy fuerte lo que ha pasado hoy en Tuéjar. No se entiende. Era un matrimonio estupendo, muy unido, siempre juntos', dijo una de las vecinas.
José Rubio permanecía al cierre de esta edición ingresado en el hospital General de Valencia bajo la custodia de la Guardia Civil. Si las previsiones se cumplen, hoy prestará declaración ante la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Llíria (Valencia).
Los Rubio Martínez ocupaban la tercera y última planta del número 20 de la calle de Ramón Villanueva. A esa misma altura, en la acera de enfrente se encuentra el colegio público Ramón Laporta. Un bando urgente del Ayuntamiento poco antes de las 9.00 anunció la suspensión de las clases. A las puertas del domicilio se apostaron varios coches de la Guardia Civil. La comisión judicial llegó pasadas las 10.00. Y a las 13.12, los cuatro féretros eran introducidos en el furgón que los condujo al tanatorio.
A menos de un kilómetro, como resto de la tragedia, quedaba visible en el barranco el coche con el que José Rubio se despeñó tras intentar quitarse la vida con el mismo cuchillo con el que segó la de su familia. Sólo fue capaz de lesionarse superficialmente y a las siete -un vecino le vio salir- decidió intentarlo sin éxito. Un terraplén frenó la caída. Cuando aún estaba dentro del vehículo, su socio en la empresa de grava avistó desde la carretera el turismo y llamó a Rafael, tío del parricida, a quien avisó de lo que parecía un accidente. Pero cuando Rafael llegó al rescate de su sobrino supo de su boca lo ocurrido.
Nadie sabe que José tenga problemas económicos en la empresa. Los hijos de la pareja no tenían dificultades en la escuela. El matrimonio parecía feliz. Los vecinos del piso inferior y de las casas contiguas aseguraron no haber oído nada. Una amiga de Pilar afirmó haber hablado con ella por teléfono la tarde anterior y no haber notado nada extraño. El secreto de sumario impide que trasciendan más detalles de lo ocurrido. Sin embargo, la delegada del Gobierno en la Comunidad, Carmen Mas, afirmó ayer que 'la pareja tuvo una fuerte discusión la noche anterior', aunque no precisó sobre qué. Todo apunta a que algo muy íntimo está en el origen del crimen.
Delfín Martínez, alcalde de Tuéjar y amigo de la pareja, explicó: 'Eran un matrimonio normal, se llevaban muy bien'. Martínez, tras un pleno extraordinario, decretó para hoy día de luto. Mientras, los padres de Pilar Martínez, que trabajaba como asistenta social, regresaban al pueblo acompañados de otros familiares desde Benidorm, adonde se habían desplazado con el Imserso. La agencia de viajes se aseguró de que no escucharan la radio ni vieran la televisión. Los padres de José Martínez permanecieron en Tuéjar.
