Una iglesia para dos santos
Vecinos de Basauri reclaman que la parroquia de San Pedro recupere también el nombre de San Fausto
El acta del bautismo de Román García reza que este jubilado de Basauri celebró hace 81 años el primero de sus sacramentos en la parroquia de San Pedro, pero el ritual transcurrió en realidad en la de San Fausto. No se trata de una parroquia diferente. La confusión es una prueba incluida en el grueso expediente con el que un grupo de vecinos de este municipio vizcaíno trata de demostrar que la advocación de la principal iglesia de la localidad se cambió a mediados del siglo pasado por una decisión nada democrática impuesta por varios capitostes. Hace un lustro que piden que se recupere el culto a San Fausto y están dispuestos a trasladar sus peticiones a Roma, si es preciso. Han conseguido el apoyo del Ayuntamiento, pero el clero local les mira con recelo.
La comisión pro San Fausto es consciente de que difícilmente los actuales vecinos de Basauri llamen a la iglesia de San Pedro de otra manera. Tampoco lo pretenden. 'No es que queramos cambiar el nombre. Deseamos que se registre en el archivo diocesano como parroquia de San Fausto y San Pedro. Así la iglesia quedará legalizada, porque hasta ahora no se encuentra inscrita en ninguna parte', asegura Román García, precursor de la iniciativa y autor, entre otros, del libro Dos San Faustos en la historia de Basauri.
La parroquia de San Fausto se levantó en 1894 en lo que hoy es la plaza de Arizgoiti. Costó 16.685 pesetas y 33 céntimos. La proyección de un puente sobre las vías de Renfe obligó a derribarla en 1945. Para entonces, los feligreses ya podían elevar sus plegarias en la nueva iglesia de San Pedro. Esta construcción, que precisó una inversión de 305.048 pesetas y 55 céntimos, había sido inaugurada un año antes a 50 metros de su antecesora. Con su apertura, el patrón de Basauri, San Fausto, había perdido su retablo y su advocación.
Todo apunta a que la empresa siderúrgica La Basconia propició la sustitución del santo. Román García cuenta que esta firma ejercía, con una plantilla de unos 4.000 trabajadores, una influencia notable en la vida y la cultura de un pueblo donde a mitad de siglo residían 11.087 personas. El 5 de marzo de 1940, el párroco de la antigua iglesia de San Fausto, Cesario Urgoiti, solicitó al jefe administrativo de esta planta, Jesús Chirapozu, que le remitiera los planos del nuevo 'templo para la feligresía de San Fausto'. El propósito de la carta fue, según el texto, comenzar a 'recaudar fondos entre industrias, comercios y vecinos' para sufragar la obra.
El jefe administrativo le respondió el 5 de diciembre de 1941 que el templo iba a ser dedicado al apóstol San Pedro, atendiendo a uno de los últimos deseos del presidente del Consejo de Administración de La Basconia, Juan Tomás de Gandarias, antes de morir. En la misiva, se recordaba que el nuevo templo, que en buena parte iba a ser financiado por esta empresa, conservaría 'un altar para la devoción especial a San Fausto', que nunca se habilitó.
La voluntad del alto directivo prevaleció también en el pleno ordinario que el Ayuntamiento de Basauri celebró el 12 de diciembre de 1941 para aprobar que la parroquia llevara el nombre de San Pedro. El acuerdo fue refrendado por los seis ediles asistentes, de los que cinco eran directivos de La Basconia, según Román García. El acta de la sesión recuerda que a la misma 'faltaron sin excusa' cuatro corporativos. '¿Que por qué no asistieron? Porque al saber lo que se iba a tratar, prefirieron no ir', concluye este dibujante y fundador de distintos colectivos culturales. García considera que los corporativos eligieron al apóstol 'bajo coacción'.
En un municipio que pronto triplicaría su población, las campañas organizadas para ayudar a levantar el templo obviaron el nombre de San Fausto. En 1980, la industrialización había disparado el censo a 55.648 vecinos y ya sólo en las fiestas patronales se le recordaba. Román García descubrió hace un lustro esta situación y formó una comisión encargada de subsanarla que pronto contó con la colaboración activa de otros dos jubilados y la adhesión de más de mil firmas.
El Ayuntamiento de Basauri les dio la razón el 3 de octubre del pasado año, cuando acordó invalidar la decisión plenaria de 1941 porque había sido adoptada 'por una cuestión ajena a la jerarquía eclesial'.
El orden de los nombres
'Desde el principio dijimos que íbamos a respetar la autonomía de la Iglesia, pero sabemos que la reivindicación es justa', señala el alcalde de Basauri, el peneuvista Rafael Ibargüen, quien ha trasladado personalmente este sentimiento al obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez. Tras varias reuniones mantenidas con los defensores de San Fausto, el prelado bilbaíno ha ofrecido una propuesta integradora: registrar la parroquia con los nombres de San Pedro y San Fausto. Pero el orden de los santos no ha satisfecho a los vecinos. Tampoco han encontrado ayuda en el consejo pastoral interparroquial de Basauri, aunque su presidente y párroco titular de la iglesia de San Pedro, Luis Salazar, desee que entre sus feligreses reine la concordia: 'No queremos hacer de esto una guerra. En su momento, no lo aceptamos por una serie de razones que no vamos a explicar ahora', dice. Pero los defensores del patrón oficial de Basauri no cejan en su empeño y crearán en breve una sociedad para que defienda su postura.
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