La compañía de títeres La Fanfarra celebra su 25º aniversario con una fiesta y un festival de marionetas
Empezaron ofreciendo sus espectáculos en la calle, en la plaza del Pi de Barcelona, los sábados y domingos. Hoy tienen un teatro llamado Malic, como el protagonista de sus primeras aventuras, y en él estrenan sus producciones, muy apreciadas internacionalmente. Son Toni Rumbau, Mariona Masgrau y Eugenio Navarro, los componentes de la compañía de títeres La Fanfarra. Entre las dos imágenes descritas han pasado 25 años. Un cuarto de siglo que se cumple justo en estas fechas y que la compañía ha festejado esta semana con una fiesta en su teatro y que continúa con un festival de teatro de marionetas que se celebrará entre el martes y el domingo próximos y reunirá cinco espectáculo en el Malic.
Hasta hacerse con el abrigo del Malic, la primera sala alternativa de España (se inauguró hace 17 años), la compañía pasó por distintas etapas. Toni Rumbau, 'el artista intelectual y sensitivo', según le define uno de sus más veteranos compañeros de profesión, Pepe Otal, recordó la trayectoria común en un breve discurso durante la fiesta. A la complejidad técnica del primer espectáculo, Malic a Babilònia en una fase inicial (1976-1979) de creación y formación, le sucedió la experimentación con sombras chinescas y teatro de objetos (1979-1984) a raíz de un viaje a Londres. Llegó luego la apertura del teatro y su establecimiento como centro de producción (1984-1992). Y en 1992 se inició la cuarta fase en la trayectoria del grupo, marcada por la decisión de sus componentes de recorrer nuevos caminos en solitario, solos pero al amparo de la denominación común de La Fanfarra, con la que se les conoce tanto a escala nacional como en los numerosos festivales y teatros internacionales por los que circula su trabajo.
En su parlamento, atravesado de ironía y buen humor, Rumbau planteó si no será una anomalía haber resistido tanto tiempo en una actividad donde la media de vida está muy por debajo, 'en torno a los cinco años'. Y más aún si se tiene en cuenta que en su profesión el tiempo se dilata y, al igual que no hay correspondencia entre la edad de las personas y las de sus mascotas, 25 años manipulando marionetas bien podrían corresponder a 75 en medida humana. 'El oficio de titiritero está más vinculado a parar el tiempo que a hacerlo correr. Para nosotros el tiempo pasa a la velocidad del caracol; podríamos decir que los actores son Aquiles y nosotros la tortuga', aseguró Rumbau. Y bromeó: 'Si redondeamos, podría decirse que La Fanfarra cumple hoy un siglo'.
Un cumpleaños lo es menos sin un pastel y las correspondientes velas, así que, como mandan los cánones, los tres componentes de La Fanfarra tuvieron su tarta y pudieron formular sus deseos. Y como en cualquier aniversario que se precie, los anfitriones tuvieron también sus regalos. Fueron pequeñas actuaciones ofrecidas por compañeros de profesión, entre ellos Marduix Titelles, Accidents Polipoètics, Alfonso Vilallonga y la bailarina de la danza del vientre Belly Dance, que quisieron celebrar las bodas de plata de la compañía y desear que La Fanfarra no se fatigue de tanto parar el tiempo.
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