Presión de las inmobiliarias

Los tres grupos inmobiliarios cuyas adquisiciones de terrenos en la dehesa de Tablada están ya escrituradas y presentadas en el Registro de la Propiedad (Sando, Level y Osuna) mantienen ocultas las expectativas de negocio que albergan para los suelos recientemente comprados. Su interés empresarial sobre la dehesa es, cuando menos, arriesgado por tratarse de terrenos no edificables, inundables y amenazados por las intenciones expropiatorias del Ayuntamiento de Sevilla. Ningún responsable de estos tres grupos quiso explicar a este periódico ni ayer ni el miércoles el porqué de tan sorprendente adquisición.

Pero según publicó ayer el diario Abc, fuentes de estas tres empresas y de otros seis grupos inmobiliarios que están pendientes de culminar sus respectivas adquisiciones en Tablada manifestaron su convencimiento de que la dehesa será la zona estratégica para la expansión futura de la ciudad y no consideraron como impedimento ni su condición de suelos inundables ni el proceso de expropiación abierto.

La opinión de los técnicos consultados ayer por EL PAÍS apunta a que, por un lado, la venta a las constructoras pretende encarecer la expropiación de los suelos con la elevación intencionada del precio de los mismos, con lo que se conseguiría, al menos, obstaculizar la incorporación de los terrenos al patrimonio municipal.

Inundabilidad

Por otra parte, tanto en Urbanismo como en la Consejería de Obras Públicas se cree que la atomización de la propiedad (el reparto de los suelos entre nueve grupos inmobiliarios) puede tener como objetivo la configuración de un frente de constructoras que, una vez abierto el proceso de expropiación, pueda adoptar una posición de fuerza en la negociación con el Ayuntamiento. En este supuesto, sería clave el dictamen de inundabilidad que la oficina de revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Sevilla ha solicitado a la administración competente. Si el informe técnico concluye que el 100% de la dehesa es inundable, 'nos olvidamos de las constructoras', como decía ayer un alto cargo de la Gerencia de Urbanismo.

Si no es así, las empresas inmobiliarias podrían utilizar la franja de terreno que se salvase de la condición de inundable como moneda de cambio en la negociación con Urbanismo. Es decir: las constructoras ceden al municipio toda la zona inundable a cambio de que el Ayuntamiento les permita edificar en la otra porción.

Ante esta posibilidad se plantea un nuevo problema difícil de resolver para la presión de las inmobiliarias. Las empresas constructoras se las verían y se las desearían para sacar el mismo rendimiento económico a una porción de la dehesa que el proyectado en su día para obtener de la urbanización de toda la superficie de Tablada. Mucho más si el Ayuntamiento impone unas condiciones de edificación propias de una ciudad jardín, como es su intención.