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Columna
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Rumores

El dato fundamental de los períodos entre elecciones en nuestra latitud política se debate entre dos polos: si hay esperanza cierta de alternancia, se da una movilización hasta cierto punto convergente para facilitarla; si, por el contrario, no hay el menor indicio de que se pueda desbancar a la mayoría gobernante se produce la centrifugación de las alternativas. La creciente sensación de que la mayoría del PP podría dilatarse no sólo una legislatura más sino quizás dos empieza a poner nerviosos a los competidores situados a su izquierda, que son el resto de actores políticos del mercado. Mientras todo parece apuntar a que el PSPV-PSOE pretende sumar a su causa a casi todos menos a uno, y un poco de corrido me veo obligado a consignar que en esa alianza, pacto pre o post electoral (nadie ha definido todavía como ha de ser, pero llamémosle opción A) sólo se desecha, de entrada a EU, y el BNV anda remiso a definir con prontitud por cual de sus tres posibilidades apostar (solos ante el peligro o opción B; con el PSPV-PSOE en la opción A, o en alianza táctica contra el sistema electoral con EU, la C), UV declara que no volverá jamás a negocios con el PP (a pesar de apoyarle en muchos municipios, desmintiendo, pues, tal firmeza) y se apresta a desdeñar la Opción A, apostando, al parecer al solos ante el peligro, la B. Así las cosas, y para corroborar la norma en tiempos de mayorías absolutas consolidadas, un poderoso rumor apunta a que se está elaborando una operación cuyos contornos, protagonistas y propósitos no dejan de ofrecer una destacada versión de lo que suele identificarse como rizar el rizo. Mientras de los despojos arrancados uno a uno y principalmente del PRD, CDS y UV el PP ha sabido construir, como en su tiempo el PSOE con el PSPV, el PSP-PV, los carrilistas, el CDS y el PDNE, un bulldozer electoral eficaz, algunos supervivientes del antiguo CDS reciclados en UV, o en el dique seco, los damnificados de UV en el proceso de fagocitación de ésta por parte del PP (todavía no terminado), y antiguos liberales procedentes del PDLPV y del PRD parece que se aprestan a mover el puzzle y colocar sus piezas en el proceloso mar de la fragmentación del panorama partidario de la oposición en tiempos de mayorías absolutas para alumbrar la opción C. En ese escenario de movimientos tácticos y estratégicos dirigidos sin duda a hacerse visibles para las dos grandes opciones en litigio (PP y PSOE) ha irrumpido el rumor en forma de reedición de lo dejà vu entre nosotros. El pasado lunes, por eso, y a propósito de ello, perdí la oportunidad de preguntarle directamente a Miquel Roca -en Valencia para pronunciar una conferencia-, si esta vez va a ser la de verdad, la definitiva, pues todo apunta a que de nuevo, el parlamentario más brillante y eficiente de nuestra reciente etapa democrática, el natural (pero quizás todavía no frustrado sucesor de Pujol), el único hombre de la derecha democrática que ha sido capaz de sacarme de mi casa para dar la cara por un imposible -el PRD-, ya hace tiempo que está frecuentando cenáculos -por sí o por mensajero- donde una amplia nómina de durmientes sueñan con engrosar el mercado de las oposiciones quizás de su mano, con una opción D, que ya tiene su antecedente en el 86. La coincidencia quiso que yo estuviese ese día y a esa hora en mi pueblo natal, Borriana, dando una conferencia a mis queridos paisanos. De no haber sido así, seguro que le habría formulado a Roca otra vez la pregunta que le hice después de aquello en el 86, y quizás habría titulado esta columna con otro substantivo.

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