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Reportaje:

El clan de Vicente

El juez investiga trasvases millonarios de la FARA a cuentas particulares

Dicen que cuando algún miembro del clan de Los Charros planta su porsche en mitad de una calle de la Palmilla, nadie se atreve a tocarle el claxon para que deje paso. Llegados de Granada hace unos diez años, son conocidos y temidos en esta barriada marginal de Málaga cuyos vecinos salvaron a una recién nacida de morir a manos de su propia madre hace apenas un mes.

'Allí viven quienes ellos quieren, han impuesto su ley y la gente normal les tiene miedo'. Así describía un policía la relación que este clan ha entablado con el resto de los habitantes del barrio, trabajadores humildes y sin demasiada cualificación.

De hecho, la investigación que se inició la pasada semana y que ha concluido por el momento con la detención de 13 personas; el bloqueo de 42 cuentas bancarias; la intervención de 25 coches de lujo y varias propiedades inmobiliarias con prohibición de enajenación, comenzó hace un par de años a raíz de que muchos vecinos intimidados con su proceder comenzaran a abandonar la barriada. Algunos miembros del clan empezaron entonces a instalarse en la Palmilla hasta hacerse con bloques enteros de viviendas.

La situación motivó, incluso, reuniones entre autoridades políticas y policiales para tratar de devolver la normalidad a la barriada. Se intensificaron las actuaciones contra el pequeño tráfico de droga, pero la policía estaba convencida de que el verdadero golpe debía dirigirse contra su estructura económica. Tirando del hilo, la Unidad contra la Droga y el Crimen Organizado (Udyco) descubrió que tres familias del clan utilizaban la Federación de Asociaciones Romaníes de Andalucía (FARA) -una ONG dedicada al desarrollo de programas de asistencia social al pueblo gitano- para blanquear dinero. Pero es más. Según fuentes de la investigación, poco tiempo después de hacerse con el control de esta organización (a la que llegaron en 1998 por un golpe de mano nada democrático) se dieron cuenta de que 'la falta de control de las subvenciones les permitía sacar dinero con menos riesgo que con la droga'.

Detenciones

Pero ninguna de las detenciones de esta semana fue por tráfico de estupefacientes. Aunque algunos tienen antecedentes por este delito, generalmente por pequeñas cantidades, ahora se les acusa de delitos económicos: blanqueo de dinero procedente del narcotráfico y malversación de caudales públicos, además de intento de soborno, extorsión, coacciones y amenazas.

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Unos vecinos describieron a integrantes de Los Charros como muy devotos y otros como muy peligrosos; pero todos indefectiblemente rehusaron dar más detalles sobre su vida. 'Yo no quiero juzgar, que juzgue la justicia', afirmó un vecino.

Entre las propiedades registradas el martes por la policía se encuentra una vivienda del presidente de la FARA, Vicente Rodríguez, en Alhaurín de la Torre. Un chalé de lujo al que no le faltaban óleos y otros detalles que denotaban un alto poder adquisitivo. Sin embargo, cuando fue detenido, Rodríguez estaba con su mujer y varios críos en su mísero y cochambroso piso de la Palmilla.

La documentación en poder del juez que investiga el caso desvela trasvases millonarios de la FARA a cuentas particulares de los acusados. Unos 300 millones para ser más exactos. Además del presidente, entre los imputados se encuentran el secretario y el asesor fiscal de la federación. Los tres ingresaron en prisión el viernes pasado.

Ahora se abre una nueva fase de la investigación: analizar todos los papeles requisados en los registros practicados el martes, cuando 120 policías apoyados por helicópteros se desplegaron en la Palmilla para proceder a las detenciones. Por eso, los investigadores aclaran que la operación sigue abierta.

Hay 13 sospechosos: tres en la cárcel, cuatro en libertad con fianza y otros seis sin fianza. Salvo tres que trabajan en la FARA, los demás no tienen un empleo conocido. Algunos sin embargo, poseen coches caros de los que hacen ostentación.

La investigación está bajo secreto de sumario, pero según se ha conocido al menos ocho de ellos se han declarado inocentes en los maratonianos interrogatorios ante el juez. Ahora la justicia tiene la palabra.

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