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Los 75 años de Caixa de Catalunya

Por su importancia, por sus 75 años y, por qué no, por su nombre, bien vale en esta ocasión repasar los antecedentes históricos de la Caixa de Catalunya.

Fue en 1900 cuando el diputado Pere Guerau Maristany presentó en el pleno de la Diputación de Barcelona su proyecto de caja de ahorros provincial, que no logró ir a más. La idea tuvo que esperar hasta 1915, cuando la ponencia formada por los diputados Lluís Ferré (liberal), Jaume Vallès (regionalista) y Santiago Estapé (de la Unió Federal Nacionalista Republicana) dio a conocer la Memoria del proyecto de Estatutos para el Régimen de una Caja de Ahorros Provincial a la Diputación de Barcelona. Un año antes se había aprobado la primera autonomía catalana con la Mancomunidad de Cataluña que presidía Enric Prat de la Riba. En ella la política de institucionalización del país comenzaba a practicarse con una conjunción de fuerzas sociales, políticas y culturales esenciales.

En las sesiones plenarias de la Diputación de Barcelona del mes de mayo de 1916 se discutió el dictamen de la comisión de Gobernación referente a la creación de dicha caja de ahorros presentado por el diputado Estapé; éste afirmaba la necesidad de una caja de ahorros provincial y sostenía que una entidad de esta naturaleza debía ser creada por la Diputación y no por la Mancomunidad de Cataluña, como defendía, con una enmienda a la totalidad del dictamen, el diputado del mismo partido republicano-nacionalista Albert Bastardas. Se trataba pues de dos concepciones diametralmente diferentes.

Bastardas razonaba en su enmienda que la caja de ahorros proyectada no tenía que ser provincial, sino que debía estar 'bajo la garantía, responsabilidad y protección de la Mancomunidad', para extender su acción mediante sucursales, agencias y delegaciones a todos los municipios de Cataluña. Reiteraba que 'abonan este criterio consideraciones de conveniencia general y la experiencia de una institución similar extendida por toda Cataluña -la Caja de Pensiones y Ahorros- que tan intensa acción social realiza'. 'Dicho proyecto de estatutos ha de presentarse en el Consejo Permanente de la Mancomunidad' a fin de que pueda crearse la Caixa d'Estalvis de Catalunya.

Pero después de un intenso debate el diputado Estapé pide que no se admitan las observaciones de Bastardas; y puesta a votación su enmienda es rechazada por l8 votos contra dos, el suyo y el de Gaietà Marfà. En cambio, votan en contra diputados tan regionalistas como Abadal, Puig i Cadafalch y Prat de la Riba, que ejercía de presidente. Bastardas no podía entender cómo el grupo de diputados de la Lliga no había votado su propuesta nacionalista.

En la explicación del voto todos los grupos parecen estar de acuerdo con Bastardas. El diputado Bassols, en nombre de los regionalistas de la Lliga, justifica que 'en espíritu, ni él ni sus compañeros están disconformes con la enmienda del señor Bastardas, y dicen que con el tiempo es posible incluso que se llegue a traspasar la caja a la Mancomunidad'.

En su defensa, Bastardas arguye que si la propuesta hubiera sido tomada por la Mancomunidad para la creación de una caja interprovincial de Cataluña, la Diputación de Barcelona habría quedado desautorizada, si nos atenemos a las reflexiones suscitadas por los diputados regionalistas. Bastardas como catalanista y republicano no aceptaba una solución provinciana en este asunto, ya que su experiencia como consejero de la Caja de Pensiones le daba la razón, y estaba convencido de que una caja de ahorros provincial en aquel momento no tendría la fuerza y el estímulo de una entidad de ámbito catalán.Así las cosas, ¿es posible que Prat de la Riba y su círculo tuvieran miedo de afrontar un proyecto que quizá hiciera competencia a la Caja de Pensiones, dirigida por su amigo Francesc Moragas (ambos amigos, a su vez, de Bastardas)? Y en cambio es el mismo Moragas quien en 1915 propone a la Mancomunidad un convenio para que la Caja de Pensiones sirva a los intereses populares e institucionales de Cataluña. Sin que sepamos por qué, este proyecto también naufragó.

Más tarde, en 1924, el diputado Francisco Torras suplica a la presidencia de la Diputación desenterrar el proyecto de Santiago Estapé. No fue hasta 1926, ya en plena dictadura de Primo de Rivera, y una vez liquidada la Mancomunidad manu militari, cuando se aprobó por fin la creación de la Caja de Ahorros Provincial de la Diputación de Barcelona, que comenzó a operar el 26 de octubre de aquel año.

Durante la II República, una vez desaparecidas las diputaciones, la Caja Provincial pasa a manos del Gobierno catalán con el nombre de 'Caixa d'Estalvis de la Generalitat de Catalunya'. Acabada la guerra civil se desanda el camino y se vuelve a la caja provincial.

Restablecida la democracia, con una nueva Constitución y ante el posible retorno de la Generalitat de Catalunya, aquella antigua Caja de Ahorros Provincial irrumpe de nuevo cambiando su nombre: bajo la presidencia de Joan Antoni Samaranch, el 31 de enero de 1977, aprueba denominarse 'Caixa d'Estalvis de Catalunya'.

Ahora cumple 75 años, como la antigua Caja de Pensiones cumplirá los 100 en 2004, cuando Barcelona celebrará el Fòrum de les Cultures. Históricamente, pues, el diputado Albert Bastardas ha tenido razón; aquel proyecto de caja de ahorros provincial estaba destinado a extenderse y multiplicarse y, como no podía ser de otra manera, a llamarse Caixa d'Estalvis de Catalunya.

Alfred Pérez-Bastardas, historiador.

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