¿Político o empresario?
Si alguien tiene capacidad para estar en el ojo del huracán ése es Alfonso Basagoiti, nacido en 1947. Por mucho que intente pasar inadvertido, no puede. Lo suyo es estar siempre en la palestra. Extrovertido y charlatán mantiene una relación casi de enamoramiento con los medios de comunicación, donde ininterrumpidamente, desde sus primeros escarceos políticos allá por los años ochenta, se ha ido configurando su imagen.
Basagoiti lleva apenas diez días en la presidencia de Gamesa. Se ha puesto al frente de la joya de la Corporación IBV (formada al 50% por BBVA e Iberdrola), justo cuando han llegado los problemas en la división aeronáutica por las crisis del sector tras los atentados del pasado 11 de septiembre en EE UU. Es como si tuviera una fijación para estar allá donde hay protagonismo. Los que le conocen bien no saben si su vocación es la empresa o la política. Nunca ha sido de las tradicionales familias de Neguri y se le considera uno más. Pese a su origen vasco, su infancia la pasó en Madrid, ciudad que le sigue gustando frecuentar aunque su domicilio está en el barrio tradicional de la burguesía vizcaína, en Neguri.
El currículo de Basagoiti es de los que quitan el hipo. Ha llegado a lo más alto en la política o en la empresa. Se le ha llegado a ver como la conexión entre el nacionalismo vasco moderado y el mundo de las finanzas. En cualquier caso, en los últimos tiempos se ha convertido en un grano en el cogote de su partido de siempre, el PNV. Así, desde la presidencia del Círculo de Empresarios Vasco, que abandonó hace unos meses, se dedicó a defender el Estatuto de Gernika como punto de encuentro de los vascos e incluso a criticar al lehendakari, Juan José Ibarretxe.
Fue diputado de Hacienda de Vizcaya y estuvo como tal en la negociación del primer Concierto Económico vasco. Después pasó por el Departamento vasco de Hacienda, de la mano de José Antonio Ardanza. Desde el Ejecutivo dio el salto de su vida: se convirtió en uno de los hombres de confianza de Emilio Ybarra, el presidente del BBVA. Permanece en la cúpula del grupo y se ha visto en él a un puente entre el nacionalismo y el mundo financiero vasco. Permanece en la cúpula del banco y preside la Corporación IBV. A estas actividades suma ahora la presidencia de Gamesa. Basagoiti, licenciado en Económicas, casado y con tres hijos, entre la vida pública y la privada, es una referencia empresarial vasca. No lo puede remediar. Su corazón es nacionalista, pero su mente empresarial.
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