El anciano que mató a otro en una residencia declara en el juzgado
El agresor la emprendió bastonazos con su compañero por una discusión
La llamada a la Policía y la Servicio Médico de Urgencias se hizo sobre las 22.30 del viernes. Ante la puerta de entrada a la habitación que compartían dos de los internos en la residencia Hermanitas de los Desamparados se hallaba en el suelo el cuerpo sin vida de Francisco C., de 70 años. A primera vista, según fuentes policiales, podían verse las graves lesiones que con un objeto contundente le había provocado en la cabeza su agresor, su compañero de habitación, otro jubilado, de 85 años, cuya identidad no ha sido facilitada por la Policía.
El servicio médico sólo pudo certificar la muerte de la víctima. El juez del Juzgado de Instrucción número 15 de Valencia fue el encargado del levantamiento del cadáver aproximadamente una hora después de que sucedieran los hechos y de ordenar la detención del supuesto autor de la muerte del anciano. La policía nacional le trasladó a las dependencias de la Jefatura Superior, donde permaneció hasta que ayer fue llevado a declarar ante la jueza del Juzgado de Instrucción número 16 de Valencia, en labores de guardia.
La dirección de la residencia, situada en la calle de María Teresa Jornet de Valencia, cerca de las dependencias de la policía autonómica, no quiso ayer facilitar ningún tipo de información sobre el agresor por expreso deseo de la familia.
Cruce de cables
Ambos ancianos llevaban internados en el centro algunos meses, 'no llega a un año', precisó una de las monjas. Compartían habitación y tenían las tensiones propias de la convivencia a edad avanzada, 'en la que por cualquier cosa riñen'.
Fuentes de la policía científica precisaron ayer que el motivo de la agresión se desconocía y que todo parecía responder más 'a que se le cruzaron los cables por una tontería, por algo que a lo mejor ni siquiera pasó en el momento de los hechos, y la emprendió a golpes'.
Las brigadas de homicidios y científica investigan el caso. En la residencia de las Hermanitas de los Desamparados viven más de 50 ancianos, la mayoría de escasos recursos económicos y muchos de ellos con las facultades mentales afectadas en diferente grado.
Fuentes del asilo aseguraron que ni víctima ni agresor eran especialmente conflictivos, 'como la media, con sus ratos malos y, como es normal a esas edades, llevados por filias y fobias que normalmente no pasan de discusiones intrascendentes'.
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