'El PCE no puede tener como función el control de IU'
Cabeza visible del sector crítico de IU, Concha Caballero (Baena, 1956) está convencida de que la coalición tiene un espacio para resurgir si recupera sus señas de identidad.
Tras un año de lucha sorda desde la 13ª asamblea regional de octubre de 2000, oficialistas y críticos de IU han aparecido de pronto con un mensaje de unidad y cambio radical, bajo el proyecto Otra Andalucía es Posible. Aunque no ha habido integración orgánica, la dirección ha terminado por asumir el discurso de los críticos. Concha Caballero no ha variado su mensaje y apuesta también por una reforma en el PCE.
'Viene una época en la que será necesaria la lucha por la libertad y nuestra existencia como partido'
Pregunta. Decía tras la 13ª asamblea que el resultado casi en tablas tenía algo de positivo: el ganador se ve en el imperativo de integrar. ¿Ha pasado eso?
Respuesta. No, pero pasará, porque es una necesidad de IU, que no puede afrontar la nueva etapa sin la unidad y la integración. Se ha perdido un año en el proceso de apertura por una inercia de control, pero al final se ha llegado a la conclusión, por parte de todos, de que así no se llega a ninguna parte.
P. A esta conclusión parece que han llegado de súbito, porque hace menos de dos meses Diego Valderas y usted cruzaron duras acusaciones.
R. La dirección se ha dado cuenta de que era urgente lanzar la idea de Convocatoria por Andalucía. También es que el mundo se está moviendo muy deprisa: el impacto del movimiento antiglobalización o la caída de las Torres Gemelas han pesado en esta reflexión, ya que se avecina una época en la que va a ser muy necesaria la lucha por la libertad y nuestra propia existencia como fuerza política. Desde luego, lo que no hay detrás del acuerdo es un reparto de cargos.
P. ¿No hay nada orgánico?
R. En absoluto, el acuerdo ha sido gratis total por nuestra parte. Nosotros [el sector crítico] planteamos que había que cumplir las resoluciones de la asamblea, que las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina, y si la dirección no ponía el proyecto en marcha, lo haríamos nosotros. También pensamos que no podemos estar instalados en ningún tipo de confrontación en esta etapa y se ha producido un acuerdo político: el lanzamiento de Otra Andalucía es posible, la reforma del Estatuto y las elecciones municipales.
P. En el verano dimitió usted de portavoz adjunta en el Parlamento porque no se habían producido cambios en el grupo.
R. Pedimos el cambio de portavoz con la idea de decirle a la sociedad que entrábamos en otra etapa y que se haría con un talante distinto. Los órganos de dirección no consideraron eso, y optaron por mantener al mismo portavoz [Antonio Romero]. Entonces hice un compromiso público de no volver a plantear ese tema y además afirmé que quería salir del ojo del huracán para que no pareciera la pelea de Concha Caballero por ningún puesto. No tengo el menor interés de tener un cargo, es más, el contacto con los movimientos sociales está casi reñido con una dedicación exclusiva a la política institucional.
P. ¿Ha tenido la tentación de tirar la toalla?
R. Por lo del grupo, en absoluto. En los momentos en que veía que la renovación, los cambios y la apertura no se hacían y todo eran cortapisas, sí lo he pensado, pero por el portavoz del grupo no.
P. ¿No le parece importante la voz en el Parlamento?
R. Hay que precisar mucho. Hay una distancia enorme, que es nueva, entre los ciudadanos y las instituciones. Antes existía una cierta crítica de la política, pero hoy, el ciudadano de pie se siente terriblemente lejos. Y como no se trabaje por darle un prestigio y nuevo enfoque, la verdad es que un puesto institucional vale muy poco.
P. El Parlamento es el órgano de representación del pueblo.
R. Una fuerza política como Izquierda Unida no puede intentar llevar toda su política a las instituciones, eso es imposible. El 80% de la política de IU debe estar en la calle y el 20% en las instituciones.
P. ¿No puede parecer esa un vocación marginal?
R. No, no tenemos ninguna vocación marginal. Una de las cosas que tiene precisamente que recuperar IU es la vocación de mayoría en su acción. No queremos ser la IU del 5%, queremos ser influyentes y tener un peso decisivo. Pero para hacer eso, el 80% de nuestra actividad tiene que estar con la gente.
P. ¿Por qué cree que IU lleva seis o siete años en caída libre?
R. Por dos motivos. Primero, ideológicamente la sociedad se ha derechizado. Y segundo: lo hemos hecho mal. Es verdad que llevamos demasiado tiempo en un momento muy difícil, pero también por primera vez en un largo periodo se ve la posibilidad de recuperación de la izquierda. Si comparamos la situación de la universidad, la cultura y los movimientos sociales con la de hace dos años, vemos como el pensamiento crítico ha crecido. Es decir, que hay caldo de cultivo para una izquierda a la izquierda del PSOE, que puede colaborar con él en ocasiones, pero que tiene un espacio diferente. En IU la situación es mala, pero en el entorno del pensamiento distinto hay grandes posibilidades de crecer y de renovarse.
P. ¿Han perdido credibilidad?
R. Sí que la hemos perdido. Por ese momento llamado de la pinza (término que yo no acepto), y también por los bandazos políticos y el aislamiento social. Nos hemos situado por encima de todo el mundo, parecíamos que los sabíamos todo, que teníamos recetas para todo, y la gente nos ha visto como algo ajeno. Pero también es verdad que hay una izquierda huérfana de representación que le gustaría ver a una IU renovada.
P. ¿Cómo piensan quebrar el bipartidismo de PSOE y PP?
R. Hay que salir del 'tú más'. La oposición del PP es escatológica, terrible, con una enorme pérdida de papeles. El bipartidismo sería el triunfo de la derecha y la muerte de la pluralidad, y eso hay que atacarlo no metiéndose en la órbita del PP de criticar al PSOE, sino planteando alternativas. Hay que recuperar aquello de que en nuestros documentos el 80% será propuesta y el 20% crítica, y no al revés. No podemos llegar a la sociedad con cuatro denuncias, sino con proyectos. Y más con un Gobierno sin ideas y un PP insultante y claramente antiandaluz.
P. La primera prueba de fuego son las municipales.
R. Lo peor que nos podía pasar es que nos encerráramos en nosotros mismos y nos centráramos en repartirnos las listas. Es necesario renovar las candidaturas y darle credibilidad a la nueva Convocatoria por Andalucía. Y también renovar los programas, porque hemos sido la fuerza política que más ha innovado históricamente y ahora hay que tener la misma creatividad política.
P. ¿Y tienen gente para eso?
R. El proceso de exclusión de IU ha originado un gran empobrecimiento. Junto con militancia se iban las aportaciones.. Y los compañeros de viaje, que son los que traen las aportaciones y que normalmente no están adscritos, cuando soplan vientos de sectarismo abandonan el barco. El espacio crítico no se ha ido del todo: no se han marchado a otras órbitas políticas, siguen oteando IU.
P. En IU prácticamente sólo queda el PCA.
R. Hay que decir que la exclusión ha sido un error y que solamente la apertura y la pluralidad nos hace fuertes. ¿Qué eso es difícil de gobernar? Claro que sí, pero el quedarnos más solos ni siquiera nos ha unido.
P. ¿Qué cree que se debe hacer con el PCE?
R. Revitalizarlo y que vuelva a tener muy claro que la apuesta estratégica es una Izquierda Unida grande. En las últimas asambleas federal y andaluza las distintas listas eran del PCE, lo que demuestra que la labor de control y de imponer consignas no ha funcionado. El PCE no puede tener como función el control de IU. Esa etapa ha sido mala: mala para IU y mala para el PCE y el PCA, que se han vuelto más pequeños y con menos capacidad de influencia. En los próximos meses hay un congreso y el PCE tiene que cambiar su papel en IU.
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