José Coronado y Adriana Ozores, en una historia de dobles vidas

Un ciudadano francés vivió una vida que no tenía, fingiendo un trabajo inexistente, hasta que ahogado por sus mentiras asesinó a toda su familia. El drama, conocido como L'affaire roman, llamó la atención del productor Pedro Costa y del cineasta debutante Eduard Cortés, quienes en La vida de nadie parten de este suceso para contar una historia sin tintes trágicos ambientada en Madrid. 'Emilio [José Coronado] es un hombre que no trabaja donde dice que trabaja, no es quien su mujer, Ágata [Adriana Ozores], y su hijo creen que es', cuenta Cortés. 'Hasta que se enamora de Rosa [Marta Etura] y se detona todo el mecanismo de autodestrucción'. El rodaje del filme, que costará 347 millones de pesetas, comienza el lunes en Madrid.

'Lo que nos interesaba era pensar en personas como Emilio, que han perdido el trabajo o no han terminado la carrera que dicen tener y se pasan el día en los parques para no explicarlo en casa', afirmó Cortes. 'Perfumamos con ironía una historia que podría resultar espesa, invitando a sonreír', agregó. Se trata, piensa, de una radiografía de la sociedad en la línea de la crítica a la vida estadounidense de American beauty.

'¿Quién no arrastra mentiras en su vida?', se preguntó José Coronado. 'Es algo que en el caso de Emilio llega a la máxima potencia pero no se trata de un psicópata', añadió. A su lado, Ágata, 'una mujer que cuando mira su vida desde la distancia se da cuenta de que las piezas de su puzzle no están ordenadas e intenta recomponerlo', contó Adriana Ozores.

Ésta no es la única trama de la cinta, que reflexiona también sobre la incomunicación, el fin de los matrimonios por desgaste o el miedo a no poder pagar la hipoteca. 'En los ensayos terminamos hablando de los conflictos de parejas y ya me sé la vida matrimonial de José [Coronado] y Eduard [Cortés]', afirmó entre risas Roberto Álvarez, el amigo de la familia a quien Emilio 'cepilla 12 kilos'. Y es que Emilio se dedica a los chanchullos, 'vamos, como en Gescartera', bromeó Álvarez.