El Reina Sofía
Antes que nada queremos mostrar nuestro más sincero agradecimiento a los familiares que en su dolor fueron capaces de donar el corazón de un ser tan querido, sin esperar nada a cambio, sólo salvar una vida (aunque, por desgracia, su acto de generosidad no fue recompensado con la supervivencia de nuestro hijo).
Somos unos padres destrozados por la pérdida tan grande de nuestro hijo de 21 años. Hemos sacado fuerzas de lo imposible para hacer saber a la gente que cuando hablan tan bien los medios de comunicación y los médicos de los transplantes, no es tan bonito como ellos lo pintan.
Escribo para decirle a los posibles receptores que se informen primero de lo bueno y malo de un trasplante, el tanto por ciento que hay de seguir vivo tras él, las complicaciones, los tratamientos, la esterilización y limpieza que hay en el hospital.
Nosotros no fuimos suficientemente informados de todo esto y del tratamiento para el rechazo, ya que, media hora antes de entrarlo al quirófano, nos dieron un documento de información llamado 'ensayo piloto' de un tratamiento nuevo para el rechazo, para que lo firmase nuestro hijo. Con la preparación para la operación, las prisas y los nervios no nos dio tiempo a leerlo, lo firmamos y depositamos nuestra confianza en los profesionales.
Hemos visto que algunos profesionales dejan mucho que desear, ya que este documento nos lo tuvieron que dar a conocer cuando le hicieron el estudio o protocolo, que duró casi tres meses entre diferentes pruebas, aunque no todas se las hicieran con detenimiento sabiendo la trayectoria de su larga enfermedad.
En nosotros todo son quejas hacia el hospital Reina Sofía de Córdoba: los médicos son muy impersonales hacia los enfermos, no dan confianza a los familiares; las enfermeras no son amables; la limpieza deja mucho que desear, ya que no es normal que las rejillas del aire acondicionado tengan polvo e hilillos de polvo; los rincones donde no llegan las pulidoras están negros y salpicados todos los bajos; las máquinas de rayos se encuentran en el pasillo de la UCI, con polvo; los cadáveres de la UCI los pasan por la sala donde están esperando los familiares de los enfermos que hay en los quirófanos; los médicos que atienden a los trasplantados también tratan a los de la otra UCI, donde están los demás enfermos con diferentes patologías e infecciones de toda clase y, luego, vuelven a la UCI de transplantados, sin mascarilla, calzas, guantes, etcétera. Así, la mayoría de los enfermos cogen infecciones. Esa fue la causa del fallecimiento de nuestro hijo, junto con el nuevo tratamiento del que no fuimos informados debidamente, y de otros pacientes, ya que de cuatro transplantados en esos días fallecieron tres.
Por todo esto, el hospital Reina Sofía de Córdoba es más la fama que tiene que lo que allí pasa. Y lo decimos con conocimiento de causa ya que, por desgracia, en esos 21 años hemos pisado muchos hospitales.
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