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DON DE GENTES
Columna
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Para hacer esta muralla

Elvira Lindo

LA FRASE QUE MÁS hemos escuchado en los últimos tiempos ha sido: 'Siendo escritores, qué suerte habéis tenido de vivir tan cerca esta irrepetible experiencia'. La gente da por hecho que:

A) Los escritores son valientes.

B) Un escritor daría la vida por una buena historia.

El director de cine Albaladejo, que me conoce, me ha llamado varias veces desde Cullera (exótico recibir llamadas desde un rodaje con Lolita en Cullera) para decirme: '¡Con lo cobarde, lo neurótica y lo paranoica que tú eres!, ¿Te crees Pérez Reverte? Vuélvete inmediatamente'. A eso le llamo yo un amigo sincero. Si no me vuelvo, lo digo sinceramente, es porque soy tan falsa que me gusta parecer lo que no soy: una mujer de acción. Como tal mujer de acción me fui el otro día del bracete de mi santo al Madison Square Garden a ver un conciertazo que había preparado Paul McCartney en solidaridad con Nueva York. A Paul McCartney se le ha puesto cara de señora inglesa con los años. Cada poco salía al escenario un policía o un bombero y decían unas palabras que enardecían al público. Un policía tomó el micrófono y gritó: '!Bin Laden: te digo una cosa: me vas a besar mi regio culo irlandés!'. Yo ese tipo de frases tan ordinarias no las entiendo, porque en Barrio Sésamo no nos enseñan a besar el culo a nadie, pero es que tenía a mi vera al traductor simultáneo, que es mi santo (santo multiusos). El público se deshizo en aplausos y salió Paul cantando Yesterday. Una pena. Le salieron unos cacho gallos que te daban como vergüenza. Bueno, sólo nos daba vergüenza a nosotros, que somos españoles, y a todo le ponemos pegas. La gente o bien se cogía de las manos o bien encendía el mítico mechero. Yo, que me integro enseguida, le cogí la mano a mi santo y él me la soltó como con asco, me dice: 'Toda la vida de Dios nos ha dado vergüenza cogernos las manos con La muralla (de las narices) y nos vamos a venir a Nueva York a caer en lo mismo; ni loco'. Yo encendí una vela que repartía una señora. En América está todo super-bien-organizado. ¿Que quieres solidarizarte? Ahí aparece la señora de las velas. La encendí, la verdad, porque entre tanto policía y bombero de uniforme en dicho recinto te ven un poco reticente y es que te la has cargao. No es broma. El otro día salió en el periódico un señor que había llamado por teléfono para reservar entradas en el espectáculo Los productores, en el que actúa Mathew Broderick y que aquí está teniendo mucho éxito. El caso es que la taquillera le encontró al señor un acento rarillo, se puso cardiaca y dio parte. Resultado: cuando dicho ciudadano norteamericano de procedencia árabe apareció en el teatro, se le echaron encima en el mismo Broadway cuatro animales uniformados (los mismos que parecían tan majos con su vela encendida) que lo redujeron al instante. Horas más tarde, el eficaz (pero lento) servicio de investigación supo que el sospechoso no era más que un profesor de universidad. Ahora, cuando llamamos nosotros, un suponer, para reservar en Las marionetas del pene, le entramos a la taquillera diciendo: 'Dios bendiga América'.

Que me perdonen las fuerzas del orden, pero yo, puestos a elegir entre bomberos y policías, me quedo con los bomberos. Llevan uniforme, que siempre gusta; su casco, ¡su manguera! (no vamos a ponernos ordinarias), y encima no te detienen. La otra noche, paseando por la Quinta Avenida, intercambiaba estas reflexiones con la periodista Soledad Gallego. Ella añadió: 'Además, a qué negarlo, están muy buenos'. Habrá quien piense que siendo Gallego una periodista tan competente podríamos haber centrado la conversación en el Pentágono, Colin Powell o el choque de civilizaciones, pero, yo pregunto: '¿Es que no es bonito tener la habilidad de bajar el nivel de cualquiera?'.

Yo, a pesar del peligro bacteriológico, vagabundeo por Central Park todos los días escuchando a Tony Bennet, el neoyorquino más grande después de Sinatra, que ha sacado un disco llamado Ellas, cantando por Billie, por Ella... El otro día vi al atardecer a una pareja de chinos maricas dándose un muerdo, como se decía en Moratalaz. Se lo conté a mi suegro por teléfono y me dijo desde el Jaén profundo: 'Pues parece que en un chino eso está más feo'. Me pareció un interesante comentario, por eso lo transcribo. Luego vi otra pareja de chinos heterosexuales vestidos de novios. Iban solos y tenían que pedirle a la gente que les hiciera fotos. Me dio lástima de esos chinos. (Por cierto, la imagen de Bush con el quimono en China me produjo cierto malestar estético, pero sólo de pensar en Aznar con el quimonillo en un hipotético viaje a Oriente me dejó insomne. Una reflexión: el pueblo español puede tragar con el caso Gescartera, pero como Aznar se ponga algún día el quimonillo pierde las elecciones). Para colmo, vi también a una señora paseando a su marido en camilla, con el gotero y todo. La señora le hacía fotos y movía la camilla buscando marcos incomparables. Me pidió que les echara una a los dos. Y mientras la futura viuda sonreía, me acordé de una coplilla ubetense que mi traductor tararea al afeitarse: 'Con mujer que sea viuda/ no me casaré por cierto/ para no poner mi mano/ donde estuvo la del muerto'. Al abuelo de la camilla el peligro bacteriológico le importa un bledo. Qué jodío.

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Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

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