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Modrego garantiza que la incineración de harinas cárnicas en cementeras no afecta al medio ambiente

El consejero de Medio Ambiente, Fernando Modrego, garantizó ayer en las Cortes Valencianas que la incineración de harinas cárnicas que se está realizando en cementeras cumple todas las normativas de la Unión Europea, respeta con un gran margen de seguridad los niveles máximos de emisión de sustancias a la atmósfera y no daña al medio ambiente. Modrego compareció ante los diputados, a petición de Joan Francesc Peris, del Grupo Socialistas-Progresistas, para evaluar el programa de incineración.

En la cámara explicó que la cementera de Sant Vicent del Raspeig se incinera dese junio, en la de Buñol, desde julio y que la de Sagunto está ahora en pruebas, ya que todas han tenido que dotar a sus hornos de sistemas de alimentación especiales. En total, se han quemado en los hornos 4.500 toneladas de harina (se prevé la destrucción de 40.000 toneladas al año).

Desde la prohibición del uso de harinas cárnicas para la alimentación animal, se han depositado en vertederos (Aspe, Alcora y Alpuente) otras 18.500 toneladas. 'Estas dos actuaciones han sido sistemáticamente controladas por los técnicos de la consejería, quienes han garantizado que tanto en su depósito como en su incineración se han seguido los procedimientos establecidos para garantizar la correcta gestión del residuo', aseguró.

Modrego explicó que la emisión de partículas en suspensión son entre 2,3 y 18,3 veces inferiores a los niveles máximos permitidos. En el caso del dióxido de azufre, en el peor de los casos, es 30 veces menor. Y en el de las temidas dioxinas y furanos (agentes cancerígenos), entre 30 y 100 veces menos que el límite marcado por la Comisión de Seguimiento del convenio con las cementeras, todavía más exigentes que la normativa vigente.

Desde las filas socialistas, Francisco Pérez criticó que el convenio no observara 'ninguna cláusula de garantía en el caso de que no hubiera resultado todo tan bien' o por incumplimiento de las cementeras.

Joan Ribó, de Esquerra Unida, se cuestionó la fiabilidad de los análisis y afirmó que la quema de harinas es un negocio para las cementeras, puesto que se ahorran dinero en combustible y cobran 12 pesetas por cada kilo de pienso quemado. Y puesto que las autoridades aseguran que el proceso de fabricación de harinas elimina el prión que causa el mal de las vacas locas, y por tanto se pueden verter sin problemas en vertederos de residuos sólidos urbanos, preguntó por qué no se hace compost con ellas. 'Es un derroche de proteínas y material biológico' afirmó.

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