Guipúzcoa basa su desarrollo territorial en hacer del área de Mondragón 'la cuarta capital vasca'
El futuro plan urbanístico quiere corregir la concentración de población en la franja costera
El nuevo diseño urbanístico de Guipúzcoa encargado por la Diputación apuesta por formar una 'conurbación' entre los municipios de Mondragón, Bergara y Oñati que quiere erigirse en 'la cuarta capital de Euskadi', según se deduce de las líneas básicas del Plan Territorial Parcial (PTP) del Alto Deba, ya redactado y a la espera de aprobación provisional. Del resto de planes que completan el futuro urbanístico de la provincia, destaca el 'problema de la saturación de suelo' en Donostialdea por su densidad de población y las numerosas infraestructuras previstas.
Guipúzcoa está elaborando seis planes territoriales parciales que definirán la ordenación urbanística de la provincia durante las próximas dos décadas. Cada plan señala los espacios aptos para las grandes infraestructuras, ubica los equipamientos de interés común, decide qué espacios requieren una remodelación y cuantifica y sitúa en el mapa los terrenos destinados a suelo industrial y a la construcción de viviendas de protección oficial. Estos planes deberán ser aprobados por decreto por el Gobierno vasco y servirán como pauta urbanística para la redacción de las normas subsidiarias de cada ayuntamiento.
El documento más ambicioso de los seis es el referido al Alto Deba. Sus redactores proponen poner en valor los municipios de Mondragón, Bergara y Oñati aprovechando su privilegiada ubicación geográfica y su potencial económico. Tomando como referencia la experiencia que se lleva a cabo en el ámbito de la eurociudad vasca Bayona-San Sebastián, los responsables de la definición urbanística del Alto Deba contemplan 'la creación de un espacio uniforme que conecte a los tres municipios, de tal forma que los ciudadanos tengan a su disposición todos los servicios y equipamientos con carácter comarcal. Se trataría de integrar los tres pueblos' en una única trama urbana, explica Luis María Oyarbide, director de Urbanismo y Arquitectura de la Diputación guipuzcoana.
El Alto Deba, cuya cabecera es Mondragón y posee una arraigada tradición industrial por la fuerte presencia del grupo cooperativo MCC, es la comarca más rica e igualitaria de Guipúzcoa. Con una población global de 63.562 habitantes, apenas cuenta con 1.236 parados y su renta per capita (2,8 millones de pesetas anuales) sólo es superada por los ciudadanos de San Sebastián. En este enclave próximo a la provincia de Álava, el nuevo plan territorial establece la creación de un área urbana única que 'no tendría que acabar necesariamente en una fusión administrativa de los tres municipios y su unificación en un solo ayuntamiento', precisa Oyarbide.
Fugas de población
El PTP calcula que la población de estas localidades crecerá hasta los 75.000 habitantes en un plazo de 15 años y 'podría llegar a 100.000 en el año 2025'. 'Esta cifra sería suficiente para ubicar una serie de equipamientos conjuntos, e incluso para crear una zona residencial de alta calidad que evite la fuga de personas que fijan su residencia en Zarautz y San Sebastián, como está ocurriendo en estos momentos', agrega el director foral de Urbanismo.
El plan urbanístico de Urola Costa, que engloba el área de Azpeitia y Zarautz, pretende 'redistribuir la población' de esta comarca, donde se ha producido un 'proceso de concentración de la población en la zona costera, principalmente en Zarautz'. Los redactores de este plan, señala Oyarbide, deberán 'localizar suelos edificables de buena calidad en las cercanías de Azpeitia y Azkoitia para hacer más atractivos estos lugares'. Otro tanto ocurre en el Bajo Deba, donde 'es necesario aliviar la densidad residencial existente en Eibar'.
En la comarca del Goierri se plantea la instalación de 'un eje industrial' en paralelo a la carretera Beasain-Durango, actualmente en construcción, con el fin de diversificar la abundancia de fábricas existente en esta comarca, principalmente en los núcleos de Beasain y Ordizia. Por otro lado, Oyarbide sostiene que el área de Tolosaldea requiere reforzar sus 'activos económicos' para 'retener a su población y evitar que se traslade, como sucede ahora, a San Sebastián'.
Las decisiones más complejas a nivel urbanístico se dan en Donostialdea y el Bidasoa, donde se concentra más de un tercio de la población de Guipúzcoa y además está prevista la construcción de infraestructuras tan relevantes como el tren de velocidad alta, el segundo cinturón de San Sebastián, la ampliación a tres carriles de la A-8 o el desdoblamiento de la N-I entre Rentería e Irún, entre otras. El plan territorial parcial de Donostialdea, advierte Oyarbide, 'nos obliga a analizar las consecuencias que traerán la construcción de todos estos proyectos, porque el suelo disponible es escasísimo y, además, obliga a intervenir en una zona con municipios muy poco dados a entenderse entre sí'.
En lineas generales, el futuro dibujo urbanístico de Guipúzcoa pretende subsanar el denominado 'proceso de recolocación de la población', consisten en una elevada ocupación de los municipios situados en la franja costera y la consiguiente 'despoblación del interior', lo que está 'rompiendo el equilibrio demográfico que siempre ha caracterizado a esta provincia'. La Diputación guipuzcoana quiere aprobar los seis planes antes de que concluya esta legislatura.
Coto a las viviendas unifamiliares
La redacción de los planes territoriales de Guipúzcoa ha generado un profundo debate acerca de la conveniencia de limitar el desarrollo de operaciones urbanísticas de lujo, dada la escasez de terrenos edificables en la provincia. Según un cálculo realizado la pasada década, sólo el 5% del territorio situado por debajo de una altura de 50 metros sobre el nivel del mar era susceptible de ser usado para construir viviendas y polígonos industriales. De ese porcentaje, ya está ocupado un 3,5%, aunque en los últimos años es habitual construir viviendas por encima de esa cota, como en la operación residencial prevista en Auditz Akular, en el barrio donostiarra de Alza. 'Esta situación de saturación del suelo nos está llevando al Gobierno vasco y a la Diputación a reflexiones conjuntas acerca de la conveniencia de frenar el desarrollo de operaciones de viviendas unifamiliares, que ocupan mucho terreno y ofrecen poca vivienda', advierte Oyarbide. Ambas administraciones analizan la fórmula más adecuada para impedir la proliferación de chalés. 'Estamos planteando atajar este problema no ya con recomendaciones, sino con prescripciones de carácter normativo', asegura Oyarbide, quien propone que 'una ocupación razonable del territorio consistir en fijar un cupo mínimo de 500 viviendas por hectárea'. La falta de suelo en Guipúzcoa está llevando también a la Diputación a favorecer la construcción de polígonos industriales de carácter comarcal. Para ello, los departamentos de Urbanismo y Hacienda y Eudel estudian si es legal el reparto de los ingresos fiscales generados por las empresas entre los ayuntamientos promotores del polígono industrial.
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