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Cortés actualizará las cuentas de la Operación Chamartín para elevar la edificabilidad

El consejero se compromete de nuevo a poner en marcha el proyecto, paralizado desde 1998

El consejero de Urbanismo, Luis Eduardo Cortés, asegura que va a poner en marcha definitivamente la Operación Chamartín: el soterramiento de las vías de Renfe de esa estación para construir sobre ellas miles de viviendas y oficinas, prolongando el paseo de la Castellana hasta la M-40. El proyecto (el planeamiento urbanístico más importante de España) lleva tres años parado por los enfrentamientos sobre la edificabilidad necesaria para que sea rentable. Ahora, Cortés quiere actualizar los costes de las infraestructuras previstas (150.000 millones) y dice que no hay topes a la edificabilidad.

'Entro con la intención de dedicarle tiempo y tirar del carro', afirma Cortés, vicepresidente regional y consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes. Cortés se refiere a su próximo nombramiento, la primera semana de noviembre, como presidente del Consorcio de la Operación Chamartín. El consorcio -formado por las tres administraciones (Fomento, Comunidad, Ayuntamiento), Renfe (dueña de la mayoría del suelo) y Desarrollo Urbanístico Chamartín (Duch), filial del BBVA encargada de los trabajos-, renueva su presidencia, que corresponde cada año a una administración.

Pero el proyecto está parado desde que la Comunidad y el Ayuntamiento se enzarzaron, en 1998 (cuando la presidencia del consorcio correspondió por primera vez al Gobierno regional), en una polémica sobre si los inmuebles que se construyan sobre los 3.120.000 metros cuadrados de suelo afectados se deben ceñir a la edificabilidad prevista en el Plan General de Urbanismo (0,6 metros cuadrados construidos sobre cada metro de suelo) o se aumenta esa edificabilidad para poder dotar a esa zona de Madrid de rascacielos.

La entrada de Francisco Álvarez Cascos en Fomento el mismo año (2000) en el que ese ministerio tenía que asumir la presidencia del consorcio prolongó el parón provocado por los enfrentamientos entre los presidentes anteriores (Cortés y el concejal de Urbanismo, Ignacio del Río). Álvarez Cascos relevó al equipo del secretario de Estado de Infraestructuras y los nuevos gestores estuvieron meses estudiando el proyecto y sin tomar decisiones.

Pero ahora Cortés quiere poner de nuevo en marcha los 'motores de arranque' de la llamada nueva Castellana. Como primer paso, el consejero se ha puesto ya en contacto con Duch, a cuyo frente se acaba de incorporar Emilio Cebamanos, ex presidente de FCC Construcción, para pedirles un estudio económico que actualice las cifras que se dieron en 1997.

PlusvalíasEntonces se estimó que para hacer realidad los 2,8 kilómetros que crecerá el paseo de la Castellana hasta llegar a la M-40 sería necesario reformar o construir 56 infraestructuras con un desembolso de 150.000 millones de pesetas (901 millones de euros). El compromiso establecido cuando se diseñó la operación, en 1993, especifica que el dinero de esas inversiones saldrá de las plusvalías generadas con la venta de pisos y oficinas. Es decir, con coste cero para la Administración. Pero Duch considera que no es posible acometer esas inversiones con la edificabilidad que tiene la zona, y pidió que se aumentase en un 25% los metros cuadrados construidos. Estos pasarían de 1.872.000 a 2.340.000.

Cortés se aplicó durante su primer mandato al frente del consorcio en conseguir ese objetivo, pero sus deseos chocaron con la oposición del alcalde, José María Álvarez del Manzano, contrario a que la nueva Castellana se convierta en un Manhattan madrileño plagado de rascacielos.

Los reparos del regidor a la proliferación de edificios demasiado altos se han moderado tras firmar en mayo pasado con Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, un convenio que recalifica los terrenos de la Ciudad Deportiva, situada junto al hospital La Paz, y da luz verde a la construcción de cuatro rascacielos junto al nudo norte (enlace de la M-30, carretera de Colmenar y Castellana).

Al cambio de talante de Álvarez de Manzano hay que añadir que la Comunidad ha aprobado una nueva Ley del Suelo que subsana uno de los principales errores que se cometieron en los estudios que evaluaron la operación: se contabilizaron como edificables los suelos sobre los que se asientan sistemas generales (suelos que la Administración consiguió por expropiación forzosa y que se dedican a carreteras, espacios públicos, vías ferroviarias...). Ése es el caso de las vías ferroviarias que serán enterradas para realizar la operación urbanística. Hay 680.000 metros cuadrados, de los 3,12 millones de metros cuadrados afectados, que pertenecen a los sistemas generales de la estación de Chamartín.

Esos 680.000 metros cuadrados sí tienen ahora aprovechamiento urbanístico, pero eso no significa 'que aumenten las plusvalías previstas en la operación, puesto que ya habían computado como urbanizables. Simplemente se restaura la situación', afirmó ayer mismo Cortés.

El consejero argumenta la necesidad de actualizar los estudios en que 'han pasado ya cuatro años desde que se estimó un gasto de 150.000 millones en infraestructuras, y puede que eso se haya encarecido'. Cortés no quiere aventurar la edificabilidad de la zona hasta que no se tengan los nuevos costes. 'Edificabilidad, la que haga falta. Ahora el Ayuntamiento no pone topes', concluye el consejero.

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