El Espanyol alarga el crédito a Flores

Para quien no estuviera metido de lleno esta semana en los avatares del Espanyol puede resultar increíble, pero así es: Paco Flores, su esforzado e inefable entrenador, podría estar a estas horas fuera del club de no haber ganado ayer su equipo. Ganó y es octavo en la tabla. Un síntoma más de los desatinos en un club desconcertante. El Espanyol, el equipo y una gran parte de la afición, respondió de manera fulminante a las amenazas de destitución que tuvieron a Flores entre la espada y la pared, a un paso del despido ya el pasado lunes. La intervención de los jugadores de la cantera -Tamudo y compañía- lo evitaron y ayer, junto a un notable Martín Posse, despacharon al Tenerife en un visto y no visto. En menos de 20 minutos el equipo insular se rindió a las previsibles embestidas del Espanyol.

En el segundo balón que sobrevoló entre los defensas del Tenerife, Martín Posse aprovechó el camino expedito para anotar el primer tanto. Sólo habían pasado cinco minutos. Unos cuantos más tarde llegó el segundo gol, de manera similar. Otro balón metido por Morales entre Lussenhoff y Basavilbaso lo enganchó Tamudo, que encaró y conectó el remate sin que ninguno de los dos argentinos se le echaran encima. Sólo faltaba lo que había profetizado el propio Flores, que ayer, después de haber sucedido lo contrario en partidos anteriores, el error arbitral favoreciera al Espanyol. Y así fue cuando le fue anulado un gol a Xisco, a 18 minutos para el final, por un inexistente fuera de juego.