Pablo Alfaro muerde el señuelo de Tristán
Tristán giraba el cuello y, a su izquierda, subía Amavisca por la banda. Entonces iniciaba el desmarque de afuera adentro, de derecha a izquierda, apuntando al primer palo. Pero Amavisca no llegaba. O le hacían falta o le quitaban la pelota. Y Tristán se quedaba mirando la bola desde lejos, con Pablo Alfaro pegado a su espalda como si fuera una lapa.
Pablo Alfaro se había prodigado el viernes con ironías. 'Ya sabemos cómo parar a Tristán', dijo; 'sabemos cómo pararlo, pero no lo diremos. Diego es un gran jugador. De todos modos, el Deportivo tiene armas de sobra para ganarte sin recurrir a Tristán'.
El Depor sólo exhibió a Tristán en la punta. Amavisca le acompañó desde atrás, soltándose en sus acostumbradas carreras de zancada desarmada. Por detrás, lanzando pases, estaba Valerón. Muy por detrás, en una estrategia totalmente premeditada por Javier Irureta, que tuvo a Tristán como 9 solitario.
Con los pases largos que recibió (ocho) Tristán no tuvo suerte. Se le anticiparon los pivotes del Sevilla, Gallardo o Podestá, o recibió de espaldas y en desventaja ante Alfaro. El capitán del Sevilla, que lleva cuatro tarjetas amarillas y una roja, es el más sancionado de la Liga.
Tristán apenas tocó el balón. Pareció evaporarse. Hasta que en el minuto 26 Amavisca recibió un pase de Valerón y metió un centro bueno. Y allá fue el 9. Amagó al primer palo, luego al segundo, hizo un zigzag y volvió al primero. Alfaro, el duro central barbado, mordió su señuelo y se fue al segundo. Nada. Sólo medio segundo de despiste que Tristán aprovechó para meter su zurda. A un toque hizo el gol del triunfo.
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