Protagonistas de la historia

La veintena de personas que tuvo ayer la suerte de escuchar en el parador de Carmona a cinco de los siete redactores del Estatuto de Autonomía pudo comprobar que, a veces, es mejor hablar desde la retaguardia que desde la vanguardia de la política y que los personajes de un trozo de la historia de Andalucía ofrecen visiones distintas de lo que fue la redacción del texto estatutario. Lo dijo Carlos Rosado (ponente por UCD) con esa ironía que le caracteriza: 'El manto compasivo del tiempo todavía no ha cubierto la diferencia de criterio de lo que allí pasó. Está claro que la historia, para escribirse, necesita que la palmen los protagonistas'.

Pedro Luis Serrera (UCD), José Rodríguez de la Borbolla (PSOE), Javier Pérez Royo (PCA), Miguel Ángel Pino (PSOE) y el citado Rosado -faltaron Ángel López (PSOE) y Juan Carlos Aguilar (PA)- intervinieron en las jornadas conmemorativas del olvidado referéndum del Estatuto del 20 de octubre de 1981, organizadas en Carmona, salpicando de anécdotas, mensajes y recuerdos casi dos horas de charla. Unos parecían más abrumados que otros por tanto protagonismo, pero el que estaba encantado era De la Borbolla: 'Estoy comodísimo estando colgado de la historia y que, encima, te lo reconozcan... ¡es magnífico!'.

Hubo consideración hacia aquellos políticos que participaron en las diferentes etapas de la redacción, pero que no terminaron el camino. 'Hay una injusticia histórica en el reconocimiento que se nos hace a nosotros siete', afirmó Pérez Royo, quien citó a Soledad Becerril, Juan Calero, Fernando Soto, Rafael Illescas y Joaquín Navarro como copartícipes del Estatuto. Aunque, como apostilló De la Borbolla y corroboró Rosado, 'al final, estábamos los que estábamos'.

Coincidieron los ponentes en que la fecha del referéndum del 20 de octubre quedó oscurecida por la de la cita del 28-F y en subrayar el carácter pionero del proceso autonómico andaluz, al 'abrir una vía de corte federal en la Constitución y cerrar la de un modelo puramente descentralizado', afirmó el ex presidente de la Junta, quien aseguró que 'ya es hora' de que se reconozca que los partidos 'estuvieron a la altura de las circunstancias' y a ellos se debe el impulso de participación ciudadana de esta etapa.

Rosado intentó dibujar el papel de la UCD -partido del gobierno que pidió la abstención el 28-F- y de sus dirigentes en aquella época, pero no quiso dar detalles malévolos ni nombres. Sí apuntó hacia una falta de criterio de los dirigentes ucedistas en Andalucía. 'A mí nadie me dio instrucciones', afirmó Rosado, quien aseguró que el 28-F fue posible, porque 'en Madrid no se enteraron de lo que estaba ocurriendo en los ayuntamientos y las diputaciones andaluzas' y que si la UCD 'hubiera trampeado', el proceso se habría paralizado.

Después de ese traspié, que supone el principio de fin del partido de Adolfo Suárez, Rosado continuó con su militancia. ¿Por qué? 'Después de tantos años de luchar contra la dictadura pensé que este hecho no me iba a hacer renunciar, aunque reconozco que lo que digo es un poco pringoso'. A raíz del triunfo del 28-F, los ponentes por la UCD recibieron un mandato de 'participación activa y de sacar adelante un objetivo común'.

A la ruptura de ese consenso básico se refirió, entre otros, Miguel Ángel Pino: 'Aquí se confunde la lucha política con la institucional', afirmó el socialista, quien opinó que el debate sobre la posible reforma estatutaria lanzada por el presidente de la Junta es una 'gran oportunidad para rehacer el consenso institucional'.

Los ponentes ven de manera positiva la iniciativa lanzada por Chaves de debatir sobre la reforma y prácticamente coincidieron en la necesidad de afrontar la articulación territorial y frenar las tensiones entre las provincias.