Los poderes del equipo de moda
El Deportivo basa su éxito en la españolización del equipo y la habilidad negociadora de Lendoiro
Pero, ¿quién demonios ficha en el Depor? 'Nuestro presupuesto [12.000 millones de pesetas] es un tercio que el del Madrid o el del Barça. Tenemos 30.000 socios y una ciudad de 240.000 habitantes. No podemos fallar con los fichajes', explica el presidente, Augusto César Lendoiro, de 56 años, y admite que la política de contrataciones es cosa suya, consensuada, eso sí, con el técnico, Javier Irureta.
El club que maravilló el miércoles en Old Trafford (2-3) estaba hace 10 años en Segunda División, donde había vivido la mayor parte de su historia. Su evolución es, pues, espectacular. Y nueve de los 11 jugadores titulares que derrotaron al Manchester United eran españoles, en contraste con el Depor de hace tres años, que tuvo 20 extranjeros en su plantilla.
El Deportivo se ha convertido en uno de los conjuntos más atractivos de Europa gracias a estos dos argumentos: la habilidad gestora de su presidente, en el club desde 1988; y la acertada españolización de la plantilla impulsada por Javier Iruretagoiena (Irún, 1948).
'Ya tenemos equipo para nuestro centenario, que es dentro de cinco años', añade Lendoiro, orgulloso de la juventud de la plantilla. ¿Sabe Lendoiro de fútbol? Bueno, al menos entrenó en su día a un equipo de infantiles. Ahora cobra unos 100 millones de pesetas por ser presidente y está rodeado de siete consejeros que no son ricos empresarios coruñeses, sino gente del fútbol base gallego. Más singularidades: el Depor sólo cuenta con seis empleados, los mismos que tenía en Segunda. La infraestructura, no obstante, ha dado un gran salto en el último año: ha construido una ciudad deportiva con 10 campos de entrenamiento, una clínica y una tienda.
En su primera temporada en Riazor, en 1998, Irureta pagó un precio por el gran número de extranjeros de la plantilla (20) y la fuente de conflictos que ello supuso. Fue sexto en la Liga. Al siguiente año soltó lastre y ganó la Liga. Ahora ya sólo quedan 11 foráneos. 'Con la misma calidad, prefiero a un español', declaró Irureta, y convenció a Lendoiro, que encuentra, además, una explicación económica: 'En la época en la que compramos a muchos extranjeros fue porque el Madrid y el Barça fichaban a todos los españoles, y los encarecían muchísimo'. Sea como sea, en estos tres años de Irureta al frente, el Depor ha contratado a 12 futbolistas españoles.
La trayectoria de Irureta viene de lejos. Estuvo antes en el Logroñés, Oviedo, Racing, Athletic y Real Sociedad. 'Es un entrenador trabajador, humilde y competente', dice Lendoiro, que recuerda a otro técnico del mismo perfil, Arsenio Iglesias, padre del Superdepor entre 1989 y 1995. Habla Arsenio: 'Nuestro equipo comenzaba a crecer en Europa, pero éramos mucho más modestos que ahora, que tienen más recursos. A nosotros nos faltaba mejorar la técnica, sobre todo en la defensa'. De la época de Arsenio, sólo quedan tres jugadores, Fran, Mauro Silva y Donato, que en diciembre cumple 39 años. 'Donato mezcla la técnica y la fortaleza. En el uno contra uno, puede siempre. Se cuida mucho y tiene una vida muy normal', dice Arsenio sobre el brasileño.
¡Cómo ha cambiado el Depor!, explica Salvador González, Voro, el que fuera central deportivista desde 1993 hasta 1997. 'Nosotros, para entrenarnos, nos cambiábamos en el estadio, subíamos a un autobús destartalado e íbamos al campo de la Torre de Hércules. Al terminar, sudados, volvíamos al estadio. Lendoiro es muy listo'. Lo mismo piensa otro ex deportivista, el ex delantero del Athletic, Atlético y Barça Julio Salinas, que ganó la Copa de 1995 con el Depor. 'El acierto en el fichaje de Sergio ha sido impresionante. El Depor es el único que puede competir con el Barça y el Madrid', dice Salinas, que remata: 'Irureta ha sabido sacar jugo a todos los equipos en los que ha estado salvo en el Athletic, que lo echaron en dos segundos'.
Entre el Superdepor e Irureta hubo un periodo de confusión: desde 1995 hasta 1998. 'Estábamos haciendo un equipo nuevo', se justifica el presidente. El caso es que con John Toshack en el banquillo y una plantilla multinacional, el vestuario resultó un guirigay. La aventura del técnico brasileño Carlos Alberto Silva, en 1997, tampoco cuajó -pese a que fue tercero en la Liga-, y sólo con la llegada de Irureta, el Depor volvió a sus orígenes. Eso supuso, por ejemplo, la rehabilitación de jugadores devaluados: Molina, Valerón y Víctor. ¿Cómo? 'Con tranquilidad. Somos los que somos. Modestos aunque fuertes', concluye Lendoiro.
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