Accidente en el aeropuerto de Milán-Linate
El accidente de dos aviones (no de un avión y una avioneta) en el aeropuerto de Milán-Linate es trágicamente similar al que se produjo el 7 de diciembre de 1983 en el aeropuerto de Madrid-Barajas, que en aquellos momentos carecía de radar de tierra. A primera hora de la mañana de ese día, un Boeing 727 serie 200 de Iberia (EC-CFJ) y un DC-9-32 de Aviaco (EC-CGS) colisionaron en la pista durante las maniobras previas al despegue y en medio de una espesa niebla, dejando un total de 93 víctimas mortales. Resulta cuando menos chocante que, 18 años más tarde, el aeropuerto de Milán-Linate, bien conocido por sus frecuentes y espesas nieblas, pudiera estar operando sin radar de tierra. Pero lo que de verdad me deja estupefacto es que un portavoz de la compañía SAS, que, como se sabe, es la operadora de uno de los aviones accidentados, haya salido rápidamente en pública defensa del aeropuerto de Linate. Me temo que la actitud de SAS pudiera ocultar intereses comerciales contrarios a la seguridad de los viajeros y me pregunto si la postura de la compañía escandinava no tendrá que ver con la negativa de algunas compañías aéreas a utilizar el aeropuerto de Milán-Malpensa, mucho más nuevo, pero también mucho más alejado del centro de la ciudad (e igualmente afectado por frecuentes y espesas nieblas), aeropuerto que las compañías aéreas se niegan a utilizar para no perder competitividad comercial. Con preocupación como viajero habitual que soy, quiero señalar que mientras las autoridades aeroportuarias sigan escatimando inversiones obvias e imprescindibles en materia de seguridad y los constructores de aviones y las compañías aéreas den prioridad a consideraciones comerciales antes que a las de seguridad de las personas, la vida de los pasajeros estará en peligro.
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