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Reportaje:

Se buscan pequeños espadachines

La Federación de Esgrima convoca un curso para niños con el objetivo de formar al futuro equipo para los Juegos Olímpicos

Aunque parezca mentira, la esgrima es un deporte para niños. Así lo asegura la federación nacional de este deporte. En su centro madrileño entrena la selección nacional y se imparten clases para pequeños y adultos. Este año, con el propósito de formar un equipo con vistas a los Juegos Olímpicos de 2012, ha convocado un curso de iniciación para menores de 15 años y va a conceder 20 becas, para chicos y chicas, nacidos entre 1987 y 1991.

'La mejor edad para empezar a practicar la esgrima son los 10 años', asegura el responsable de los equipos junior de la federación, Luis Sánchez. Justo los que tiene Christian Skorobogatow, uno de los chavales que ya entrena en este centro desde hace unos días. De padre alemán y madre rusa, explica por qué hace esgrima: 'Mi madre lo hacía de joven y pensé que si era bueno para ella también lo sería para mí'. Parece que no se equivoca. En contra de lo que mucha gente cree, 'la esgrima no es peligrosa (se lucha con careta) y es uno de los deportes más completos, donde se combina la formación física con la mental', dice el director del centro, Jesús Esperanza.

'La mejor edad para empezar a practicar este deporte son los 10 años'
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El material, una careta y un arma (florete, sable o espada) lo aporta el centro. 'La gran ventaja es que aquí los chavales tienen la oportunidad de compartir instalaciones con el equipo nacional', dice el director. 'Para ellos, es un punto de referencia. Es como si quieres preparar a un niño para ser futbolista y lo haces al lado de Figo o Raúl'.

La edad de madurez de un tirador o esgrimista son los 24 años. Julián Montero tiene 14, mide 1,83 metros, y es el actual campeón de España menor de 15 años de florete masculino. 'Empecé a aficionarme cuando tenía nueve años al ver una demostración que hicieron en mi colegio', recuerda. Dice que la esgrima le pareció entonces 'algo extraño y bonito'. Ahora tiene claro que es un deporte que supone mucho esfuerzo (se entrena dos horas, tres veces a la semana) para alcanzar un buen nivel. 'En la esgrima lo fundamental es tener sangre fría. No hay que perder nunca la cabeza, ni siquiera cuando estás empatado y te falta sólo un asalto para ganar', explica.

Jugar al despiste, engañar al contrario y hacerle creer que le vas a dar en el pecho cuando en realidad lo vas a hacer en el hombro son sólo algunos de los resortes que emplea un esgrimista para hacerse con el contrario. 'Es como una partida de ajedrez rápida', asegura Esperanza, 'mucho más que simplemente jugar con una espada'.

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