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Reportaje:

Granada, capital del 'corto'

El Festival Internacional de Jóvenes Realizadores acaba con éxito de público y de películas

La imaginación parece gozar de buena salud en el siglo XXI. Basta para comprobarlo una sala a oscuras, una pantalla de cine y el trabajo de un puñado de jóvenes cineastas que tratan de abrirse paso a golpe de cortometrajes. Eso es, al menos, lo que ha podido constatarse estos días en Granada, en el Festival Internacional de Jóvenes Realizadores, que concluyó anoche y que desbordó previsiones como la asistencia de público, unos 14.000 espectadores, o el número de películas presentadas: 135. Granada es, por ahora, la capital del corto.

'Algo ha cambiado en el cine en los últimos años, sobre todo en España', explica Santiago Tabernero, director del programa de La 2 de televisión Versión española. 'En la década de los noventa se ha producido un relevo generacional que está teniendo su paralelismo en el mundo del corto: se trata de gente muy buena'.

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Decisión unánime

Tabernero, uno de los miembros del jurado del certamen, atestigua lo que comienzan a presenciar los espectadores de cortometrajes: 'Hay mucha gente con inquietudes y ganas de expresarlas, que encuentran su camino a través del corto'. 'El cortometraje', añade, 'sigue siendo una gran escuela de profesionales y también la mejor tarjeta de presentación de un nuevo cineasta'.

El festival granadino va camino de convertirse en uno de los grandes referentes en España de las nuevas ideas. Cineastas de decenas de países, desde Irán a Nueva Zelanda, pasando por Bélgica o Alemania, se han congregado en Granada. También muchos actores que han saltado a la dirección, como Liberto Rabal, Antonia de Juan o Gustavo Salmerón.

'Certámenes como el de Granada son muy importantes', afirma Salmerón, que presentó su primera película como director, Desaliñada, rodada el pasado año. 'Ayudan a la gente a conocerse y a conocer el trabajo de otros'. Salmerón también defiende que, en esa punta de icebergs que representan los cortometrajes, algo está cambiando en la creación española.

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'Es un hecho indiscutible', asegura. 'Como también lo es que el franquismo hizo muchísimo daño al cine, porque había directores de gran talento que fueron castrados por la censura de ese tiempo. Berlanga, por ejemplo, es muy bueno. Pero habría sido mucho mejor sin el franquismo. Creo que hoy, lo que está pasando es que la gente le está perdiendo miedo a hacer películas'. Eso sí: según apunta Tabernero, los nuevos cineastas también parecen más preocupados de demostrar una buena técnica para entrar en el mercado, que de plantear historias rebeldes. Pero sólo parece cuestión de tiempo.

Félix Gómez, con un cartel del festival de cine.
Félix Gómez, con un cartel del festival de cine.MARÍA DE LA CRUZ

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